ᴅᴜᴏᴅᴇᴛʀɪɢɪɴᴛᴀ

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el día no podía volverse más terrible, pensó seokjin cuando la joven lo escoltó hasta la gran sala que tenía la casa, donde al menos, 13 alfas le estaban mirando. si la situación fuera diferente, él estaría cubierto de un rubor por recibir miradas tan intensas de hombres tan apuestos.
pero en ese momento, todo era lo opuesto a aquello, ni los rasgos más hermosos de esas personas le causaron un poco de rubor, y mucho menos, felicidad.

se sentía expuesto de una forma asquerosa y depravada, la incomodidad y tristeza no podía salir fuera de su cuerpo en ningún instante, su nariz sin sorpresa se acostumbró al olor a celo de aquellos alfas, mientras que jimin, aquél jovencito que lo había estado "atendiendo" en su corta pero a la vez larga estancia en ese asqueroso lugar, se tapaba la nariz de una forma tan permanente que sus cachetes y ojos se habían tornado rojos por la falta de aire.

pero lo que no sabía ni notaba seokjin, era que sus ojos estaban de aquél color de puro llanto de tristeza, el quería que ese pequeño se quedara en la casa, ¿cuando sería el día en el que aquellos nefastos tratos hacia los omegas terminaría?, parecía no tener fin.

el antes mencionado sentía que en cualquier momento su cabeza estallaría porque el dolor de contener una vez más ese llanto fastidioso le estaba matando, estaba harto de llorar, sentía que sus ojos iban a salir de sus cuencas y que su cara estaba más hinchada de lo normal por las lagrimas contenidas.
el mismo no aguanta su propio llanto, ¿pero de que otra forma podría tomarse toda esta pervertida situación?. ya era lo suficiente valiente como para no estallar y demallarse por el tumulto de sentimientos que no tenían una pizca de buenos en su ser.

seokjin siempre había sido un niño fuerte, pese al abandono que sufrió en todas las partes de su vida, el era mentalmente estable, ¿pero cómo podría serlo así?, ¿cómo podría serlo estando parado en una habitación llena de desconocidos que solamente le miraban y observaban para el simple fin de comprarlo tal cual pedazo de carne?.

lo único que le quedaba eran sus buenos pulmones que estos para su desdicha seguían funcionando con normalidad. preferiría estar muerto. deseaba con fuerza de voluntad absoluta morirse.

sus piernas temblaban y su cabeza estaba gacha, uno de los alfas escoltas de la casa le exclamó "levanta tu cabeza omega" con un grito de tal magnitud que le llegó desde la punta de sus pies hasta la punta de su cabeza en un escalofrío horroroso. nadie tuvo que decir nada más, su rostro miraba hacia el frente, haciendo vista gorda de su alrededor y solo mirar hacia un punto fijo en el fondo de la sala, evadiendo que estos vuelvan a sus pies una vez más.
el silencio como si pudiera, se volvió más profundo luego de aquello, y el en verdad sentía morir.

no podía creer que en ese mismo instante estaba por ser comprado.

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