Una línea delgada // The Thin Line [COMPLETA]

Capítulo 31

Arthit POV

Estaba descansando en la cama, repasando algo al azar en mi teléfono. Ahora, en general, soy bastante bueno para dormir en cualquier lugar y en cualquier momento, pero de alguna manera hoy en día me resulta muy difícil apagar mi cerebro demasiado activo y cerrar los ojos. Y todo esto principalmente porque estaba muy ansioso por mi cita con Kongpob esta noche.

Es sólo Kongpob por el amor de Dios.

Por qué demonios tenía que estar nervioso. Hemos estado saliendo desde hace más de una semana. Hemos hecho más que eso. Demonios, incluso me he emborrache y desnude delante de él, y sin embargo, cada vez que comienzo a pensar en esta noche, mi estómago da un vuelco hacia atrás. Todavía estaba en medio de decidir si levantarme de la cama o intentar tener una pequeña siesta de nuevo cuando un fuerte golpe casi derriba la puerta de mi casa.

—¿Preet? ¿Y May? ¿Qué demonios están haciendo aquí?

—Estamos aquí para ayudarte a prepararte para tu cita con Kong, por supuesto.

—¿Qué ... de qué estás hablando?

—Tu cita. Con Kong. Ya sabes, tu novio.

—¡Qué demonios! ¿Ya te lo dijo? Se suponía que tenía que mantener su boca cerrada.

—No dijo nada tonto, tú lo hiciste.

—¿Cuándo dije algo?

—Ayer. Recuerdas cuando estabas sonriendo como un loco describiendo la pelea de Mike y Nat. Y luego me preguntaste si tenía alguna buena idea para una cita.

—¿Por qué supones que tiene algo que ver con Kongpob?

—Porque P'Arthit tenemos ojos. Y siempre pareces estar mirándolo. O a P'Nat. Si no supiera a quién te enganchaste, le habría contado a tu jefe que no tienes ningún trabajo hecho. Entonces, ¿quién le pidió a quién salir?

—Obviamente, Kong le preguntó a Arthit.

—¿Y por qué es eso tan obvio?

—Vamos, Arthit, seamos honestos aquí. ¿Cuándo has hecho el primer movimiento? ¿Así que ya se han besado? ¿Es bueno?

—Bueno, P'Nat parece pensar que sí. Recuerdo que una vez me dijo ...

—¡Muy bien, suficiente! Vamos a poner un freno a esta conversación. Sé lo que ustedes están haciendo. Y no obtendrán ningún chisme aquí hoy.

—Por supuesto que si. Ese es el pago por ayudarte con tu cita.

—Absolutamente no necesito ayuda con mi cita. Especialmente de ustedes dos. Ahora, por favor, váyanse. Quiero tomar una siesta.

—Por supuesto que no necesitas ayuda. No es que esta sea una cita muy importante o algo así, con múltiples abejas zumbando alrededor de tu vida, luchando por él en medio de la calle. Supongo que si supieras algo sobre su historia te sentirías diferente. Pero como obviamente no nos quieres aquí, ven May, mejor vayamos a desayunar.

—¡Argghh! Bien. Entra.

Me iba a arrepentir. Simplemente lo sabía. Estas dos imitaciones de cupido me iban a meter en problemas. Y, obviamente, es todo culpa mía, ya que nunca debí haber insinuado algo acerca de una cita con ellas. Ya estaba lo suficientemente nervioso y estas dos aquí, estaban poniendo todo tipo de nuevos miedos en mí.

—Creo que deberíamos comenzar por limpiar tu habitación. Y guardar tu ropa. Quizás cambiar las sábanas no sea tan mala idea. ¿No tienes plantas, flores o algo para alegrar el lugar?