Capitulo 6 Búsqueda, cómplice y canción

91 9 0
                                    

-¿Hay Kurt en que estas pensando?-indago la morocha mientras me observaba revisar intensamente los cajones de mis muebles.

Tenía que encontrarlo, esta era una decisión muy importante y a pesar de que la había tomado en tan solo unos minutos no quería retractarme.

-¿es tan necesario que busques, lo que sea que estés buscando, ahora?- Mercedes me observaba impaciente, le dedique una sonrisa.

-ya lo veras- dije mientras metía mi mano al fondo del último cajón de mi cómoda.- ¡aquí esta!

Alce el objeto bien alto en señal de triunfo.

-hay no-mercedes me miraba preocupada- ¿Kurt estas realmente seguro?

-Nunca he estado más seguro de algo en mi vida- asegure. La morocha me sonrió en señal de apoyo.

-Okay- empezó a caminar hacia la puerta.

-¿a dónde vas? ¿No vienes conmigo?

Mi amiga negó sonriendo.

-¿crees que eres el único que tiene buenas ideas? Hablare con el Glee club-me guiño un ojo-solo pásense por la escuela en cuanto lo traigas de vuelta- Le sonreí, bese la mejilla de mi amiga y Salí corriendo en busca de mi auto.

Desempaque todas mis cosas y me tire sobre mi cama, necesitaba estar tranquilo, había hecho lo correcto, Kurt ya no sufriría si no estaba conmigo ¿verdad? O tal vez me había equivocado, tal vez no tuve que haberme ido, “-diablos Blaine deja de pensar tontería-“me dije a mí mismo          “-Hiciste bien en alejarte de él, es mejor así-“ suspire, realmente estaba confundió, sentía un dolor extremadamente fuerte en el pecho y sabía muy bien que era la angustia, pero no podía volver, era por el bien de la persona que más quería, no debía ser egoísta, debía sacrificar mi felicidad por la felicidad eterna de mi chico y así lo haría no importaba cuanto tuviera que sufrir yo.

En  ese momento mi abuela entro a la habitación.

-¿Qué sucedió Blaine?- me pregunto dulcemente mientras se sentaba junto a mí y acariciaba mis cabellos- hace un tiempo te fuiste diciendo que eras el chico más feliz del mundo y hoy vuelves así, tan triste.

-abuela-dije mientras me sentaba abrazando mis rodillas, los ojos avellana de mi abuela me observaban curiosos y preocupados-creo que estoy enamorado.

Mi abuela di un respingo y me abrazo mientras reía.

-oh Blaine ¿y porque estas tan triste? El amor es lo más maravilloso que te puede pasar… tendrías que estar feliz- me aleje de mi abuela un poco.

-es que no puedo-la angustia empezó a notarse en mi vos, mi abuela me miraba confundida- no quiero causarle dolor, abuela ya no me queda mucho tiempo, no quiero morir pensado que herí profundamente a la persona que más amo.

-¿no crees Blaine que si te alejas de esa persona la estas hiriendo más? Estoy segura que si te ama de verdad va a querer pasar más tiempo contigo sin importar nada, dime ¿le preguntaste siquiera lo que pensaba sobre ti y tu enfermedad?-negué con la cabeza- ¿entonces como sabes que esta mejor sin ti? ¿Cómo sabes que no está sufriendo por no saber de ti o por no poder abrazarte? Blaine jamás pensé que diría esto querido mío pero eres un gran tonto.

Le sonreí, tenía razón, ella estaba en lo cierto pero no podía regresar, ahora tenía miedo de que Kurt se enfadara conmigo y que no me hablara más, eso sería aun más doloroso.

-¿sabes abuela? Tendrías que conocerlo, Kurt es el chico más hermoso que he conocido jamás, es amable, es dulce, comprensivo, siempre esta alegre y sabe cómo darme ánimos siempre- de repente me quede en silencio, había olvidado que mi abuela no sabía que yo era gay.

-pues si él te ama tanto como tú a él, se que nos llevaremos de maravilla-aseguro mi abuela sonriendo. Me quede boquiabierto, no le había importado, ni siquiera se había detenido a preguntarme, tan solo lo acepto, acepto que yo fuera gay sin problemas, eso realmente era algo genial.

-gracias abuela-la abrace con todas mis fuerzas, ella me devolvió el abrazo.

-mejor descansa un poco Blaine- se aparto un poco y me sonrió- te preparare una buena merienda.

Maneje veloz por la carretera, estaba impaciente por llegar junto a Blaine, quería sorprenderlo, quería decirle que lo amaba y que no se preocupara por mí, quería decirle que quería pasar todos mis días junto a él, el viaje se me estaba haciendo eterno, hasta logre inventar una manera de sorprenderlo. Cuando estaba a punto de estallar de la impaciencia vi un gran duraznero que se asomaba en la entrada de una casa de campo. Estacione y baje del auto, la casa estaba alejada varios metros de la cerca de entrada, por lo que entre sin llamar.

Me encamine a la casa lentamente, mi respiración se agitaba a cada segundo, estaba demasiado nervioso.

De repente una anciana salió de la casa y me sonrió.

-sabia que vendrías- me dijo guiñándome un ojo, sus risos blancos se movían al compás de la suave brisa que corría por allí. La mire confundido-¡oh! Si que eres guapo, Blaine tiene buen gusto realmente-seguía sin comprender a la anciana que parecía conocerme- tienes unos hermosos ojos Kurt.

Titubee antes de hablar.

-¿nos conocemos?-la mujer me tomo del brazo y comenzó a encaminarme hacia la parte trasera de la casa.

-no, pero Blaine me ha hablado de ti-la anciana me soltó y me empujo suavemente por la espalda- ve al granero, le diré que venga para aquí en unos minutos así que prepárate para sorprenderlo.

Me dirigió una mirada cómplice y se alejo hacia la casa.

-¡Blaine por favor ven!-corrí rápidamente hasta donde se encontraba mi abuela.

-¿qué sucede?-pregunte alarmado.

-creo que ha entrado alguien al granero.

-bien, no te preocupes iré a ver, ¿tienes algún cuchillo o algo?- mi abuela me miro aterrorizada-no voy a matar a nadie abuela, es para defenderme por cualquier cosa.

Ella negó y se sentó en una silla respirando con dificultad.

-Okay, quédate aquí si no vuelvo dentro de 10 minutos enciérrate y llama a la policía.

Camine sigilosamente hasta el granero, al llegar abrí las puertas  de par en par para poder ver si había alguien dentro. A simple vista no había nadie, de repente empecé a escuchar una vos, alguien cantando, de detrás de uno de los fardos de heno salió ¿Kurt? Si era él, había venido por mí, un montón de preguntas se cruzaron por mi cabeza en ese instante pero fueron aplastadas y olvidadas por la hermosa voz del castaño.

No quiero que existasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora