Ahí estaba otra vez, esperando el no saber qué... y ciertamente se le podría llamar estar en una rutina, aunque el hombre poco honrado aun no lo viese de esa manera. Él solo estaba observando las tranquilas aguas, disfrutando de la tranquilidad del lago, se decía a sí mismo.
—Ya estube suficiente tiempo por hoy— murmuró, agitando luego su botella. Sí, definitivamente era hora de irse, pues el alcohol se había terminado. Por lo que empezó a remar hasta dar con la orilla. Volvió a dejar su canoa donde siempre anclada por un palo de madera, pronto debería de cambiar la madera, ya se encontraba demasiado dañada.
Le dio una última mirada al extenso lago, nada, las aguas estaban muy tranquilas. Pero seguía recordando una y otra vez esa imagen, ese brillo tan similar a las monedas de oro que solía robar. Ese brillo había desaparecido en las profundidades demasiado rápido como para dedicarte otra mirada, un pestañeo y ya no había nada. Ese día había pensado que el alcohol ya había hecho grandes estragos en cabeza, que lo había dañado. Pero recordó, él no había bebido ni una sola gota de ginebra, puesto que no había podido pagarlo.
Nada en él se había dañado, aun... Dejando de pensar empezó a caminar, tenía que volver al pueblo por algo de suministros. Dicho en otras palabras, él tenía que ir al pueblo para la compra o robo de botellas de alcohol. Se le podría decir que era el ebrio del pueblo, pero no, él no solía quedarse mucho tiempo en un solo lugar, por lo cual no llegaban a conocerlo. Cometía sus fechorías y luego huía en busca de algun otro lugar nuevo, pero esta vez su estancia había sido un poco más larga. Solo, necesitaba volver a ver lo que vio ese día. Demostrarse a sí mismo que no estaba delirando.
Dándose por vencido, otra vez, Namjoon dejo el lago atrás. Tal vez mañana.
Montó su caballo, el cual había tomado prestado ya hace tres semanas, a eso se le podía llamar robo. Nada nuevo para él, era lo mejor sabía hacer, además de beber. Llegó sin prisa a la segunda taberna del pueblo, la cual había estado visitando demasiado seguido.
—Otra vez tú forastero, ¿no habías dicho que te marcharias esta mañana?— El hombre de dientes amarillos le entregó una botella de ginebra.
—Supongo que me quedare por otra semana, luego me marcharé hacia nuevos rumbos— Su terquedad lo hacía permanecer más de la cuenta en el pueblo de pocas riquezas. Levantó la botella en modo de agradecimiento, pues el hombre no iba a recibir ni un solo penique de él.
Cuando la tercera botella fue bebida, Namjoon fue echado a patadas de la taberna, él solía ser un ebrio busca problemas y se los había ganado. Pero en su estado los golpes que estaba recibiendo no lograban a causarle mucho dolor. Entonces solo lo dejaron tirada en la tierra a pasos de la taberna.
—Otro ebrio más que viene a ensuciar nuestro pueblo— La voz de una mujer se escuchó con sorna. —Echale agua— un niño, al parecer hijo de la mujer, echó toda el agua sucia sobre ese hombre en la tierra. Se marcharon.
Namjoon, despertó tras unos minutos después, había querido ponerse en pie pero su ebriedad se lo impedía. Cayó al charco, el lodo lo ensucio por completo. El rechinar de su caballo le hizo volver a abrir los ojos, y casi a ciegas tomó las cuerdas que ataban a su caballo. Fue arrastrado lejos del lodo, pero eso no le hizo quedar menos sucio. Solo empeoro las cosas. Pero logró ponerse de pie, sujetándose de su caballo. Este lo guió a su hogar, a la canoa atada en el palo de madera.
—Tu, eres, un grandioso caballo— hipo y cayó de seco dentro de la canoa —Ve a descansar Astuto— Sus párpados volvieron a pesar. Pronto se encontró nuevamente somnoliento, y no iba a poner resistencia, pero la brisa de la noche estaba siendo muy fría, casi helada. Su cuerpo empapado y sucio tembló por ello. Fue a ciegas que busca la maltratada manta que se encontraba a sus pies. No logró dar con la maldita manta. Solo se dio por vencido y miró hacia el cielo, las estrellas lucían preciosas y la luna era borrosa.
Un chapoteo se escuchó. Namjoon no le prestó atención, estaba demasiado perdido gracias a la gran vista y a la gran cantidad de alcohol que había ingerido. Pero nuevamente, hubo otro chapoteo, y este se escuchó mucho más cerca. Aquello sí logró llamar su atención. Aun así estaba débil y no podía ni sentarse ahora, solo necesitaba dormir. Y antes de que sus párpados se cerraran por completo, una cabellera dorada se pudo ver asomándose a un lado de la canoa, luego ojos, ojos dorados, muy brillantes y hermosos. ¿Un sueño? ¿Un delirio por culpa del alcohol?...
Sus párpados se cerraron por completo...
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Hola~ Les traigo paz y un nuevo fic Namjin. Y como pueden leer este será diferente y sobretodo muy corto, no llegara a más de cinco capítulos. Por ello que lo estoy subiendo. Pero lo bueno es que va a ser una Saga: Tritones. Espero que les guste este genero y nos leemos muy pronto~
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El Ladrón y El Tritón |N.J|
FantasyNo era una rutina, y mucho menos estaba en sus planes convertirlo en un hábito; Pero cuando quiso darse cuenta él debía de admitir que sí estaba llevando a cabo algunas acciones frecuentes. Por ejemplo, por las mañanas, y en ocasiones por algunas no...