Entonces si se había convertido en una rutina, el ladrón no dejaba de volver al lago desde ese día, y mucho menos se iba por mucho tiempo. Solo iba en busca de comida y volvía de inmediato, y lo más extraño no estaba siendo que estuviera hablando con un chico con cola de pez, él... él no había bebido ni una gota de ginebra, su mayor adicción había desaparecido, ni siquiera es que estaba desapareciendo, solo esas ganas de alcohol se esfumaron. Ahora su atención estaba en algo, en alguien mucho mas importante. En ese tritón... Seokjin.
Seokjin... lo veía hasta en sus sueños, recordando perfectamente sus facciones, su cola de pez brillante como el oro de un rey. Sus rasgos faciales tan limpios, tan puros como él. Era un ser precioso y único, como un diamante que aún no había sido descubierto. Y sus ojos, sus dorados ojos, lo atraían tanto. Pero había más, aquel tritón era un ser inteligente, pues sabía muchas cosas, incluso más que él, de los humanos. Y él hablaba tantos idiomas, había dicho que ellos nacían sabiendo todo los idiomas que existieran. Incluso leía mejor que él.
Había pasado dos semanas enteras, Namjoon nunca había pasado tanto tiempo en un mismo pueblo. Pero no podía solo irse, él se había encariñado con el tritón, tal vez demasiado y aquello resultaba un gran problema. Puesto que no solo estaba sintiendo amistad, él estaba sintiendo algo más profundo, no sabía explicarlo. Simplemente no quería separarse del tritón. Por lo que decidió que...
—Reuniré mucho oro y comprare un velero— Dijo en ensoñación, el tritón sonrió para luego reírse de sus palabras, —Está bien, lo robare si es necesario— Ya no era secreto su estilo de vida, él había confesado que solo era un mal hombre, pero aun así el tritón no lo vio como todos en los pueblos y aldeas. Él solo había acariciado su mejilla y lo mágico ocurrio, Seokjin le mostró el mar. La imagen solo apareció en su cabeza. Era hermoso, el interior del mar. Todo. Lo vio nadar junto a sus hermanos, explicó luego, luego le mostró su hogar.
El tritón miró decaído, le gustaría tanto tener piernas e irse con este hombre. Era el primer hombre que había conocido y había quedado fascinado, y con el pasar de los días lo gustaba mucho más. Miró su cola dorada, quería piernas ahí. Pero había otra cosa que también quería, quería no tener que unirse con otro tritón. Le había suplicado a su padre que no quería esa unión, él no se sentía como cuando estaba con Namjoon. Era tan diferente.
Era tan triste...
—¿Qué ocurre?— Namjoon notó la nostalgia en el rostro contrario, se preocupó —Puedes decirmelo— Le sonrió.
El tritón estiró su mano y la ubicó en la mejilla del humano —Estaré unido a él— Le mostró a la que pronto sería su pareja por todo su vida.
Namjoon sintió las ganas de repente de beber algo de alcohol, su mirada perdió brillo y pronto se vio cabizbajo. No supo qué decir, la idea no le gustaba para nada. —Tú...-
—No quiero— El tritón se adelantó. Retiró su mano de la mejilla contraria y movió su cola que se encontraba sumergida en el agua, aunque no del todo. —Pero es algo que no puedo evitar, no tengo piernas para huir sobre la superficie.. yo- Agua dulce cayó sobre sus mejillas.
Namjoon fue cuidados en acercarse, estaban en la canoa despues de todo. Fue su turno de apoyar sus manos sobre las suaves mejillas de triton. Sintió su dolor y su miedo ante una unión no deseada. Una de sus manos se posó por primera vez en la cola de pez, acarició con cariño. El tritón se tenso por unos segundos, pero lo dejó, dejó que la mano del hombre tocase su cola dorada.
Un sonrojó...
Luego una mirada...
Namjoon, el ladrón le dijo —¿Huirías conmigo?— su pulgar acarició la mejilla tan suavemente.
El tritón no dejo de mirarle, este hombre... ¿le estaba pidiendo huir con él? Pero, entonces algo vino a su cabeza. Había un poder mágico bajos las aguas, aquel poder podría, podría darle piernas aunque el precio seria caro... —Si— El exilio de las aguas sería ese precio tan caro, pero era la única manera para que pudiera huir sin ser atrapado.
Era la única manera que tenía para huir con Namjoon... —Yo, tendré piernas—
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El Ladrón y El Tritón |N.J|
FantasyNo era una rutina, y mucho menos estaba en sus planes convertirlo en un hábito; Pero cuando quiso darse cuenta él debía de admitir que sí estaba llevando a cabo algunas acciones frecuentes. Por ejemplo, por las mañanas, y en ocasiones por algunas no...