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Se ajusto las botas y salió con la chica del edificio, se despidió de ella y se dirigió al lugar en el que estaba seguro que su pareja se encontraba.
Una linda cafetería en la calle principal, una elegante que parecía de los años 30, con un estilo de art deco en su arquitectura.
Todo lucía bastante refinado y costoso, como solía gustarle a Tweek.
Suspiro sin muchos ánimos y se adentro con fastidio al lugar, donde claramente se veía no era bienvenido, las personas entre las mesas lo miraban al desentonar tanto con el lugar.
Miro al fondo, en la mesa, el rubio cabello del muchacho.
Bebía café mientras hipeaba levemente.
Estaba llorando.
Rodó los ojos al saber exactamente lo que venía.
Siempre era lo mismo.
Ya sabía que lo detestaba.
Ya sabía que sólo se hacía la víctima de todo y que su forma de ser tan llorona y débil le producía náuseas.
No sentía ni un poco de pena por el, de hecho...
Solo quería crear una excusa para que ya por fin el rubio lo abandonase.
Odiaba con todo su corazón aquellas cadenas invisibles que lo mantenían prisionero.
Ya estaba harto después de tantos años, tantas jodidas rabietas de chiquilla llorona.
–Tweek, vamos a casa–
El rubio volteo a verlo, sus ojos apenas estaban húmedos... De hecho... No parecía haber llorado casi nada, era como si...
Hubiera pretendido estar llorando.
Aquello sorprendió a Craig cuando el chico frente a él lo miro fríamente, como si calculará el momento exacto para atacarlo.
Pensó que lo golpearia, estaba esperándolo a tal punto que su cuerpo se tenso.
Pero nada...
Solo lo miro.
Tweek veía a quienes estaban a su alrededor.
Cuando algunas meseras se acercaron a mesas que estaban al lado de ellos, el rubio rompió en llanto.
Sollozos desconsolados, Craig ya los conocía pero esta vez... Era diferente... No solo no sonaban igual de legítimos... Si no que... Ahora... Además de estar en una situación muy extraña...
Estaban en público.
–Tweek ¿Que demonios estas...? –
–¡Me engañaste! ¡Que hice yo para merecer algo como eso! –
El pelinegro observó a las personas a su alrededor viéndolo de manera molesta, dio un par de pasos para sujetar a Tweek por los hombros en esperanza de que se calmara.
–Viejo... Calmate... No te pongas así... No deberías... –
–¡¿Como voy a calmarme?! ¡¡Te acostaste con una mujrer en nuestra cama!! Cerdo mentiroso...–
Craig trago ruidosamente mientras intentaba jalar a Tweek para que se fueran de ahí.
–Vamos a casa, hablaremos de eso y... –
–¡NO! ¡SUELTAME! ¡AUXILIO! –
Rápidamente una pareja se levantó a intervenir en aquella escena.
Craig decidió que debía salir de ahí, dio un par de pasos hacia atrás cuando una de las meseras se acerco a abrazar a Tweek con suavidad para calmarlo.
Las personas lo miraban de manera negativa mientras su "novio" se encontraba en "crisis".
Se le heló la sangre cuando los falsamente angustiados ojos de Tweek voltearon a verlo, clavandole una fría y calculadora mirada.
Le dedico una discreta sonrisa.

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