12; «...𝓷𝓸 𝓼𝓮𝓹𝓪𝓼 𝓺𝓾𝓮 𝓿𝓮𝓻 𝓮𝓷 𝓝𝓮𝓽𝓯𝓵𝓲𝔁»

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Cuando Aristóteles dijo que buscó todas las razones para que Cuauhtémoc abriera una carta, hablaba en serio.

Y es que quería estar seguro de que su novio siempre lo tuviera presente a través de sus cartas, y vaya que lo estaba logrando. Había varias cartas que, al Cuauhtémoc verlas de reojo, lo hizo soltar una risa. A veces Aristóteles era demasiado ocurrente.

Pero bueno, tal vez esta carta no sería para provocarle risa, y ni siquiera necesitaba leerla en ese momento. El caso es que llevaba una semana sin abrir una carta, Cuauhtémoc buscaba excusas para abrir alguna pero a la vez sentía que tenía que esperar a que el momento realmente llegase.

—Bien, veamos... —dijo el castaño sentándose en la cama mientras abría su portátil— ¿Qué veremos hoy en Netflix, querida amiga soledad?

Realmente no necesitaba actuar una situación para después involucrar las cartas, pero él sentía que tenía que hacerlo para que tuviera sentido.

Inició Netflix y alguien tocó a su puerta antes de que buscara alguna película o serie. Gritó un "¡adelante!" y la puerta se abrió dejando ver a sus dos hermanos.

—Hola, Temo, ya vinimos a ponerte gorro —dijo Julio mientras se sentada en la orilla de la cama.

—Ay, Julio... No se dice poner gorro, se dice molestar.

—¡Por eso, Lupita!

Los tres hermanos rieron y Lupita se sentó junto a Temo, le preguntó qué hacía y éste le dijo que sólo miraría algo en Netflix. Julio, al escuchar eso, se interesó e intentó subir más a la cama para quedar junto a sus hermanos, pero pateo por accidente algo que estaba bajo la cama y se acercó a investigar qué era.

—¿Qué es esto, Temochas? —preguntó el menor tomando la caja que había bajo la cama, se la pasó a su hermano y éste la miró con una sonrisa.

—Es una caja llena de cartas que me dio Ari antes de irse a España... —abrió la caja y sacó sobres al azar para mostrarlos— Cada una tiene una razón para abrirla, y en ellas vienen recordatorios del amor que tiene él por mí —sonrió.

—Eso es muy romántico —suspiró Lupita—, tal vez Dave me haga algo así algún día...

—Ay, ya van a empezar a hablar de lo empalagoso del amor —rodó los ojos—. Creo que mejor iré a jugar a los videojuegos con Sebas...

Cuauhtémoc y Lupita rieron mientras Julio salía de la habitación de Temo, entonces la chica tomó varios sobres y comenzó a leerlos mientras su hermano sólo la veía.

—Temo... —llamó Lupita a su hermano y éste la miró— ¿Cómo hacen tú y Aris para estar tanto tiempo juntos y seguirse amando a pesar de la distancia?

—¿La pregunta viene por algo en específico?

—Pues... Dave y yo llevamos mucho tiempo juntos, pero a veces creo que será sólo pasajero, estamos muy chicos.

La relación de Lupita y Dave había perdurado estos años, pero aún seguían siendo niños. Ellos aún no pasaban por todas las cosas importantes que conlleva una relación, por el momento su noviazgo se basaba en alegrías y juegos, no habían pasado por peleas ni discusiones, y mucho menos por celos y esa clase de cosas.

En cambio, Aristóteles y Cuauhtémoc habían pasado por eso y más, pero los años sólo habían hecho que su relación se hiciera más fuerte. Pero no sólo dependía del tiempo, ellos mismos tenían la intención de hacer que su relación cada día fuera mejor, que no se derrumbe por nada y que el amor nunca se acabe.

—Bueno, Lupita, Ari y yo tampoco la tuvimos fácil para llegar hasta donde estamos... Hubo varias cosas que hacían parecer que la relación iba a terminar, yo también llegué a pensar que mi relación con él no duraría... Además de que no me creía que realmente andaba con él —rio—. El caso es que hubo muchos obstáculos, y no sólo puestos por nosotros, sino también por la sociedad... Pero nosotros supimos como enfrentarnos a todo eso juntos. Juntos podemos ser invencibles.

Ábrela cuando || 𝓐𝓻𝓲𝓼𝓽𝓮𝓶𝓸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora