Aquel era su cuarto café en seis horas, y Darcy Lewis estaba bastante cansada a pesar de la cafeína. Era su tercer día sin pegar ojo, afincada frente a su ordenador en medio del despacho de un Tony Stark que, ni de lejos, estaba mejor que ella.
-Secretos del Pentágono, listas de criminales del FBI, información privilegiada de la DEA, incluso la localización exacta del Área 51... -un bostezo abrió sonoramente sus carnosos labios, a la vez que se reclinaba hacia atrás en la silla, estirándose como un gato y frotando sus ojos como una niña pequeña. El aire fresco de la habitación contribuía a que su cuerpo mantuviera una temperatura agradable, y los montones de cubos de ramen instantáneo que descansaban a su alrededor dennotaban en laborioso trabajo que llevaba haciendo más de setenta y dos horas seguidas- Admítelo, Stark, eres incapaz de ganarme- bueno, quizá los términos "laborioso" y "trabajo" deberían desglosarse un poco mejor. El motivo de que ambos genios estuvieran uno junto al otro en la misma habitación, no era ni más ni menos que una apuesta. Y, por el momento, el claro empate jamás sería aceptado por ninguno de los contendientes, de modo que solo quedaba un método: el enfrentamiento verbal entre dos personas que, más que cansadas, rozaban un agotamiento peligroso.
-Me niego, chica Taser. El genio soy yo -la arrogancia de Tony no desaparecía ni teniendo la camisa manchada del caldo del ramen, los pantalones arrugados y la cara chaqueta del traje tirada por algún rincón de la habitación. Según el olor del cuarto, cualquiera pensaría que ambos estaban muertos-. Esa comida basura que has traído ha envenenado mis capacidades cognitivas.
-Bien que la disfrutabas cuando te peleabas conmigo por los palillos, Stark -el moño de Darcy se zarandeó en su cabeza cuando la castaña giró bruscamente su cabeza hacia el millonario, tan precario que parecía a punto de estallar en una maraña de cabellos chocolates.
Sin embargo, el filántropo no fue capaz de responder, porque el fuerte golpe en la puerta hizo que ambos alocados hackers cayeran al suelo desde sus respectivas sillas.
-Jarvis, ¿quién aporrea la puerta como Hulk con problemas de incontinencia? -preguntó Tony, tirado en el suelo cuan largo era, como un trapo usado. Miró a Lewis conteniendo la risa, a la vez que ella lo observaba de igual manera, apretando sus labios en una línea fina. Entonces, las carcajadas de los dos retumbaran por la sala. Vaya dos genios locos eran.
-Señor, Thor amenaza con derribar la puerta si no dan señales de vida -la voz de Jarvis, tan neutral como de costumbre, aumentó las risotadas de la extraña pareja, a la vez que la chica se arrastraba hacia la puerta como una lombriz.
-Deberíamos abrir, jefe -masculló, empleando el título que le había dado al Vengador cuando entró en S.H.I.E.L.D, intentando ponerse en pie inútilmente. Cuando volvió a caer, comenzó a reírse como una loca.
-Deja de reírte como una foca retrasada y utiliza un poco esa cabeza contaminada por los Taser y las novelas extrañas que leéis las jóvenes hoy en día, Lewis...
-¡Solo fue una vez! Mi hermana me dijo que ese libro era apto para mentes virginales como la mía...
-¡No engañas a nadie, pervertida descerebrada! Jarvis, abre la puerta antes de que la señorita Lewis y yo nos matemos...
-Bipolar de mierda -Darcy se acurrucó en el suelo, y cayó dormida en menos de un parpadeo.
-Al Capitán no le gusta ese lenguaje -la voz juguetona de Natasha fue lo primero que se escuchó cuando la puerta fue abierta. Al otro lado, Jane, Bruce y Thor la acompañaban, y sus rostros se arrugaron al unísono cuando el aire cargado les pegó su correspondiente bofetada.
-¿Quién ha muerto aquí, por Asgard? -el Dios del Trueno llevó su pulgar e índice a su nariz, apretando con insistencia en un intento de huir del olor.
Toda la habitación ante ellos estaba a oscuras, con la luz enfermiza de los dos ordenadores encendidos como única iluminación. Debido a esto, los dos bultos destacaban de forma extraña, en el suelo uniformemente mal iluminado, y el quasi cadáver de Darcy al lado de la puerta atrajo la mirada del Dr. Banner al instante.
-¿Cómo ha salido la competición? -preguntó Bruce, divertido, al encontrar el cuerpo de Tony al otro lado. Entonces, ambos se incorporaron al instante, mirándose el uno al otro y apuntando al contrario con su dedo acusador.
-¡Ha perdido! -gritaron, a la vez, y cayeron por última vez en el suelo, profundamente dormidos. Sus amigos sonrieron, rodando los ojos ante la locura no transitoria de los desmayados, y procedieron a abrir las cortinas y airear la habitación. Una vez apagados los dos ordenadores, sin que Lewis o Stark movieran un músculo, llegó el momento de decidir qué hacer con los inconscientes (en todo el sentido de la palabra).
-Yo me encargaré de la Señorita Lewis -se ofreció velozmente el hombre que se convertía en Hulk, al ver que Thor cogía en brazos al heredero Stark con facilidad. Era consciente de que Natasha y Jane no serían capaces de llevar por su propia cuenta a Darcy a su cuarto, de modo que se agachó entre ellas (que ya intentaban levantar a la yaciente) y cargó el pequeño cuerpo de la becaria. Para su sorpresa, su cuerpo humano la alzó con más facilidad que nunca, y es que, desde que Jane le había ayudado a aclimatarse mejor a las características de Hulk, su yo de carne y hueso había conseguido una mejora considerable: su físico había mejorado, y era algo más ágil que antes.
Juntos, avanzaron por los pasillos de la Torre, sin que el científico pudiera evitar mirar a la joven de vez en cuando. Le sorprendía que una joven como ella, estudiosa de ciencias políticas, pudiera competir con Tony Stark en tecnología de una forma tan natural.
Cuando miró su rostro, tan plácido y con las gafas ladeadas, algo extraño brotó en su pecho. Fueron solo décimas de segundo, pero fue consciente del cambio que se había producido cuando sus manos y brazos adquirieron una tonalidad verde pálida, y pudo apreciar todo desde una altura ligeramente mayor a la suya. Entonces, tomó conciencia del pequeño ser que sostenía entre sus manos, de repente desproporcionadamente grandes, y se controló. No podía transformarse, y menos con Darcy entre sus brazos. Debido a esto, no detuvo su andar, notando que lentamente la bestia volvía a su jaula, y la calma regresaba a sí. Entonces, llegó ante la puerta de la Chica Taser, accedió con cuidado y, delicado, depositó su pequeño cuerpo en la cama, antes de salir corriendo de allí.
No comprendía lo que pasaba, pero sabía dos cosas: Darcy lo había provocado, y Darcy también lo había detenido.
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Dioses y Héroes
FanfictionDarcy Lewys, la divertida, bipolar y adicta a la cafeína compañera de la ilustre científica Foster, comenzó a trabajar como hacker para S.H.I.E.L.D en la Torre de los Vengadores después de lo sucedido con Thor en México. Por su lado, Jane se ha conv...