Mienta al Diablo, y el Diablo aparecerá

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La lluvia artificial relajó sus músculos, eliminando de su mente todo recuerdo de los grandullones que la habían acompañado a lo largo de la mañana.

Quizá ese fuera un día normal, aún no todo estaba perdido...

Aunque, tratándose de ella, lo normal y tranquilo no existía.

Cuando hubo salido de la ducha, retirado sus lentillas, aplicado su crema hidratante y enrollado su melena en una toalla calentita, procedió a vestirse con su fiel pijama corto, pues a medio vestir había tomado la decisión de convertir ese día en unas horas que solo ella considerara útiles; vaguear hasta el cansancio y más allá.

Entonces, por segunda vez en el día, unos nudillos golpearon su puerta.

-Adelante -murmuró, tranquila, tomando las gafas de su mesilla de noche y sentándose de piernas cruzadas en el centro de la cama.

Su voz dio paso a una Viuda Negra sonriente, que no dudó en sentarse junto a ella y estallar en carcajadas.

-¿Es cierto que Banner te vio desnuda? -sin tacto ni preámbulos, así era la pelirroja.

-He de decir que no fue solo Banner... "Hulk gusta Darcy", fueron las palabras exactas -Natasha se llevó las manos a la boca, cubriendo la O que habían formado antes de que ella misma lo pensara.

-No... -incrédula, miró los miopes ojos de su compañera, y esta asintió con la cara más seria del mundo- Hay que decírselo, tanto a Jane como a Bruce, ¡el Otro ha manifestado un deseo!

-No me cabe duda de que serías una científica loca inigualable, Nat -la rusa rodó los ojos, pero no contradijo a la castaña ni hizo mención a su indumentaria, como solía.

Al parecer la revelación había sido positiva.

***

-Has perdido, acéptalo -Ojo de Halcón sonreía, triunfal, ante el Capitán, Banner y Bucky, burlándose de este último por haber perdido aquella partida a la consola.

Desde que Tony había equipado la Torre de los Vengadores con una sala de juegos, los chicos se pasaban el día jugando a las diferentes máquinas y haciendo apuestas estúpidas, como colegiales.

Incluso Thor, desde su puesto privilegiado en el balcón superior, no se perdía ningún movimiento de sus compañeros, esperando el momento perfecto para saltar y tomar él el relevo.

Pero todos callaron en cuanto llegó Darcy, ropa de mendiga enfundada y calcetines altos a juego.

-¿Qué hacéis aquí, chicos? -preguntó, juguetona, dejándose caer al suelo y sentándose con las piernas cruzadas, contemplando la pantalla y luego a Ojo de Halcón -Nada mal, pajarito.

-Gracias, gafitas -respondió él, a la vez que ella se quitaba las gafas y recogía su largo y hermoso pelo en un enorme moño deshecho.

Entonces, tan seria que daba miedo, los miró a todos.

-Os reto -fue lo único que dijo, pero a todos se les herizaron los vellos del cuerpo-. ¿Quién juega contra mí?

-Oh, sí, si mi chica Tasser juega, yo soy tu hombre -Tony saltó el sofá, cayendo entre Clint y Barnes de modo que el cuerpo de Darcy quedaba más cerca de él que de nadie. Miró a los lados, con una sonrisa malévola-. Pero bueno, si sois tan cobardes como para no ofreceros a jugar con una chica, pues...

-Me apunto -todos los hombres de la habitación se acercaron a ellos, repartiéndose entre los sillones y el alfombrado suelo.

Poco tardaron en dividirse en equipos y empezar a jugar: Tony, Darcy y Bucky en un lado, el Capitán, Thor y Clint del otro, y Banner de juez.

Tony y Clint estuvieron extremadamente igualados en el Super Mario Kart, juego en el que uno escogió a Luiggy y el otro a Toad. Sin embargo, el millonario fue el vencedor.

Cuando llegó el turno de Bucky y Thor, el Soldado de Invierno perdió dramáticamente en un juego de carreras del año de San Quintín, consiguiendo un significativo empate.

Finalmente, cuando fue turno de Steve y Darcy en el Tekken, juego en el que él escogió a Zangief y ella a Chung Lee, la victoria se decidió para el equipo de la mujer, quien celebró escandalosamente con un baile ridículo que atrajo la atención de Natasha y Jane.

-¿No te dije que era mala idea acercarla a los chicos? -sonrió ladinamente la científica, observando los bailoteos arrítmicos de su becaria.

-Hay una teoría por confirmar, Foster -fue la única respuesta de Nat, quien contemplaba de brazos cruzados al grupo, reparando en una serie de miradas sobre cierta castaña de la que esta no se había dado cuenta...

Y eso que Bucky, Steve, Bruce y Tony no podían dejar de observarla.

***

-

No sé cómo me he dejado convencer para meterme aquí con vosotros dos, viejales- Darcy, con su característica ropa deportiva, ocupaba el centro mismo del ring, cascos en ristre y guardia elevada. Frente a ella, los grandes cuerpos del Capitán América y el Soldado de Invierno seguían su balanceo, copiando su postura y gestos con felicidad.

-Deje de parlotear, jovencita, y proceda -el tono juguetón de Bucky y la sonrisita divertida de Steve habría sido un potente moja bragas para cualquiera, pero la joven Lewis estaba más concentrada en colocar bien sus pies, y equilibrarse de la mejor manera posible para darles una clase en condiciones.

-Primero, lo más importante es una guardia adecuada -comenzó tomando un tono serio que no casaba nada con su naturaleza acostumbrada-. Si la guardia falla, todos los demás golpes serán en vano. Protegéos, y el combate podrá acabar como vosotros queréis -se puso en posición, pierna por delante brazos al aire-. Siempre que queráis lanzar una serie de puñetazos -lanzó dos directos y un perfecto gancho al aire-, aprovechad el movimiento y balanceo del cuerpo -repitió los ejercicios de la forma correcta, ganando concentración y ferocidad que marcaron sus facciones-. Eso conseguirá que vuestros golpes vayan con toda la fuerza que podáis darles -adoptó una postura relajada, y les miró con los brazos cruzados y una sonrisa altanera al descubrirlos embobados con ella-. Repetidlo hasta que os salga.

-Se le da demasiado bien dar órdenes, Señorita Lewis -Rogers se puso en posición de forma perfecta, exactamente igual que Burnes, y ambos la miraron en busca de su aprobación.

Aún cruzada de brazos, asintió en su dirección, y les instó a alzar una guardia adecuada y a mantenerla mientras pibotaban sobre su pie frontal. Si tuvieron alguna queja, ninguno dio señales de ello.

-Burnes - murmuró Lewis, acercándose al miembro de metal del hombre. Cuando fue a rozarlo con su zurda, para corregir su postura, el hombre se puso tenso como un acordeón-, mantén este brazo aquí -lo acercó a su cara, y se alejó velozmente para evitar seguir incomodándole -. Por lo demás, vas tan bien como Rogers -sonrió a ambos, y lanzó la serie al aire para que ambos la pudieran observar en condiciones: directo de izquierda, directo de derecha, gancho de derecha.

Dioses y HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora