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nine.

América entro en pánico y Calum se escondió en su armario, ella se tiro a su cama y fingió estar dormida.

Su pequeña hermanita entro con una afeitadora y un envase de espuma, lo roció sobre su rostro y le rasuró la mitad de la ceja, América estuvo a punto de pararse y matar a su hermana, pero eso la delataría así que resistió en silencio.

Cuando la pequeña se retiró América se levanto y con la luz del teléfono se acerco al espejo.

"¡Joder!" exclamo en un grito ahogado en un susurro, esa fue la señal de Calum para salir del closet.

"¿Qué pasó?" 

América encendió la luz de su habitación, la expresión en su rostro no era nada amable. Cuando Calum la vio no pudo evitar echarse a reír.

"Yo no soy la que acaba de salir del closet" chillo en un susurro burlón.

"¿Disculpa? Te puedo demostrar que no soy nada gay." Respondió acercándose a ella con una sonrisa sarcástica.

Para ella, él era algo cliché, con sus tatuajes, piercings y su manera atrevida de expresarse, siempre insinuándosele, pero cuando veía la marca de las uñas sobre su piel, sabía que era diferente.

Diferente como ella. Por un momento América quiso besarlo, pero pestañeo y lo empujo.

“Ya que estamos aquí deberíamos buscar la orden.”

“¿No tienes píldoras de emergencia por aquí?” pregunto algo curioso, mientras ella revisaba las gavetas.

“Si las tuviera ¿crees que estaríamos buscando la estúpida orden?” se quejó.

“Que amargada.”

Ella suspiro y se sentó en su cama “Lo siento” y él se giró a verla “Si las tengo, pero mi madre las guarda en su habitación, así que necesito la orden, esto no es fácil para mí.” y se cubrió el rostro con las manos.

Calum se sentó a su lado y paso un brazo sobre su hombro. “Estarás bien América.”

“¿Cómo lo sabes?”

“Mira el tiempo que ha pasado y no te has dormido.” Él le sonrió.

Y América le sonrió de vuelta.