Capítulo 11

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MinHo dijo que vendría a buscarme a las 5:30 pm. Ya casi era hora así que decidí esperarlo abajo.

— ¿Cuál es su nombre?

Chan se estiró en el sofá.

— ¿Quién dice que hay alguien? ¿Por qué estás aquí? Tienes tu propia casa para ti solito.

— Me siento solo, vamos, nadie se viste así sólo para salir.

— No te atrevas a intimidarlo o avergonzarme delante de la persona que viene.

— ¡Já! —admitiste que viene alguien— Chan se enderezó y me miró a los ojos con seriedad— JiSung, ya tuvimos ésta charla, las chicas a esta edad sólo...

Cubrí su boca rápidamente pero él siguió hablando— ¡Cállate idiota! —se detuvo y lamió mi mano— ¡Eres asqueroso!

— He convivido con mujeres la mayor parte de mi vida, tengo hermanas; sé lo que quieren a esta edad. Además cuando tu mamá no está yo estoy a cargo de ti.

Suspiré frustrado— Es un chico.

Él iba a decir algo, pero llamaron a la puerta. Ambos nos quedamos mirando e hicimos una carrera hasta la puerta principal. Traté de gritarle a MinHo que volviera al auto, pero al parecer no me oyó. Chan y yo nos resbalamos en la alfombra y hacemos patéticos intentos para levantarnos.

En el último minuto, Chan tira de mi zapato haciendo que me resbalara y que él tomé la delantera. Con una enorme sonrisa, él abrió la puerta.

— Hola —dijo Chan en un tono alegre.

— ¿Hola? —MinHo tiene una expresión divertida, luego se inclinó a un lado donde estaba yo tratando de ponerme mi zapato.

En su expresión estaba escrita la frase: ¿Qué demonios haces en el suelo?

MinHo me miró de pies a cabeza y pude jurar que vi una sonrisa. Mi respiración se detuvo en la garganta cuando me di cuenta como él estaba vestido. Lleva una camiseta, y pantalones vaqueros. Tan simple, pero increíblemente atractivo.

— Quien quiera que seas, si intentas algo o le haces daño a JiSung voy a agarrar mis zapatillas de fútbol y te las voy a estampar en la cara —amenazó Chan.

— MinHo conoce a Chan —le dije dándole un empujón a mi amigo para pasar. Tomé la mano de MinHo con ganas de salir antes que Chan me avergonzará más.

— ¿Qué fue eso? — preguntó cuando entramos a su auto.

— Es el chico de la limpieza, a veces se pone loco, no le hagas caso —me encogí de hombros.

Al llegar, MinHo se detuvo en el estacionamiento.

Llegamos intencionalmente un poco tarde, así puede elegir los asientos de atrás cuando las luces estén apagadas.

— ¿Alguna vez lo has intentado? —señaló la obra.

— Me da vergüenza —la obra iba bastante bien, además que es muy buena, tiene buenos actores y cantantes— ¡Ahí están! —golpeé la mano de MinHo con entusiasmo cuando vi la escena de mis amigos.

Duró exactamente dos horas, hasta que llegó el número final que es un musical completo.

— ¿Y puedes hacer eso? —dijo nuevamente.

— No sé bailar —mentí.

Todos estaban haciendo su despedida cuando MinHo se levantó y tomó mi mano. Me llevó a una esquina y puso mi mano sobre su hombro y su mano derecha en mi cintura.

El Lado Dulce de la Química »MinSung«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora