4.5: Viaje en limusina.

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Lovino te soltó, a lo que Feliciano agarró tus manos para tirarte junto a él al vehículo. Una vez que los tres estaban dentro, el chofer cerró la puerta. Los hermanos se acomodaron a tu lado, apegados a ti pero cada uno mirando hacia direcciones opuestas.

- ¡¿Por qué hicieron eso?! -preguntaste alarmada.

-Calmati, bella. Solo queríamos llevarte a dar un paso por la ciudad --respondió el mayor haciendo gestos con las manos-, te alteras demasiado.

-Pero me acababan de sacar en medio de una conversación -dijiste bajando la voz pero aún molesta-, ¡parecía un secuestro!

-Lo sentimos, principessa -Feliciano tomando tus manos juntándolas mientras las rodeaba con las suyas--, pero, ¡te divertirás con nosotros! --sonrió-. Estar ahí es como recorrer todas las capitales y ciudades turísticas del mundo.

Quedaste mirándolos, Lovino sonreía también, algo que no se veía en el anime. Al ver sus caras te convenciste, quizás sería genial conocer más éste lugar.

--Está bien, pero espero que a la próxima haiga un previo aviso para salir --regañaste, pero con una sonrisa.

Ellos asintieron, posteriormente te acomodaste para disfrutar el viaje.

Divisaste la ventana del auto, había un sinfín de árboles que bloqueaban la visibilidad al cielo. Cuando el auto se detuvo, viste una extensa carretera y variados senderos que rodeaban a esta. Luego el coche dobló hacia la izquierda para incluirse en la pista con los demás vehículos que pasaban por allí.

- ¿Viven a las afueras de la ciudad? -miraste los terrenos llenas de trigo y otras especias.

-Certo, nuestro abuelo era rico, y como todos los ricos, se van a vivir a las afueras de una ciudad para tener más tranquilidad y tener más espacio -señaló Lovino.

-Nosotros habíamos querido seguir viviendo en nuestra antigua casa, pero... -la mirada alegre de Feliciano se apagó, luego miró a su hermano, el cual estaba mirando hacia el suelo, reservado.

-Después de que nuestro abuelo muriera, pasaron sucesos que no fueron pulcros... -carraspeó el mayor.

- ¿Porqué...? -cuestionaste-, d-digo... sé que no está bien decirme estos sucesos porque son personales para ustedes...

-Pues, principessa, yo no tengo problema en decírtelo pero no sé si fratello...

-Sucede, bella, que después del funeral del abuelo, unos hombres nos llevaron -explicó el ojipardo.

-Al cabo de una semana nos dimos cuenta que nos querían por posición de bienes, venían por nosotros y nos separaron -le siguió el menor.

-Después de ser esclavos de esos idiotas, nos fuimos cada uno de esas casas para reencontrarnos. Así que agarramos nuestras maletas con todos nuestros objetos más preciados y nos fuimos -dijo Lovino con un tono frustrado.

-Estuvimos semanas en la calle, no teníamos mucha ropa y el frío nos consumía -recordó el castaño.

- ¿Qué íbamos a hacer nosotros? ¡Dos niños menores de quince años caminando por la calle y muertos de hambre! -Se quejó su hermano moviendo las manos-. Y esos idiotas, invadiendo nuestra casa...

Suspiraste. Comenzaste a escuchar atentamente lo que iban a decir.

-Aquella noche lluviosa fue nuestro último día en miseria, gracias a ella -sonrió de lado el muchacho de ojos pardos, luego carraspeó para ocultar "ése" sentimiento.

-Y gracias a ella estamos aquí.

"¿...Ella?"

...

Golden Paradise (HetaliaXLectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora