3: Primera noche.

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Las pláticas de las personas comiendo se mezclaban una a otras con las que habían terminado. Alfred, Arthur y tú no habían hablado en en todo el rato que comienron. El inglés al terminar su cena, dejó los cubiertos en la mesa y dijo:

—Y... ¿cómo llegaste aquí, (tú nombre)?

Era difícil responder un: "Estaba descansando en mi cama cuando salvajemente aparecí recostada en un árbol tapada con una manta rosa.", no podrías, no.

—Salí de casa, escuchando música en mi celular y- —te detuviste, revisaste si tenías el celular en algunos de los bolsillos de tu pantalón. Y ahí estaba.

Miraste la pantalla, pulsaste el botón de desbloqueo y viste la hora:

20:36 pm.

Volviste a dejar el celular en tu bolsillo, comensaste a comer y pensaste: «Que raro... cuando me quedé dormida en casa eran las dos y media... Pero cuando desperté, seguramente eran las siete de la tarde.»

—¿(tú nombre)? ¿Sucede algo malo? —el comentario de Arthur te hizo regresar—.

—Nada... no te preocupes —sonreiste—, es que... recordé algo y me quedé pensando.

—Bueno... no te obligaré a decirlo pero, frunciste el ceño y eso me preocupó —te miró a los ojos—, si dije algo indebido-

—N-no no, está bien —trataste de calmarlo—, era mejor que me lo hayas nombrado, o sino no hubiera encontrado mi teléfono.

—Bien —terminó el inglés, agarrando una cucharada de comida de su plato—.

Soltaste un pequeño suspiro, menos mal que no te preguntó lo que habías pensado, quizás te habría acorralado. Comenzaste a comer, partiendo un trozo de carne.

Miraste el plato de tus acompañantes, Alfred estaba terminando su comida, Arthur le quedaba la mitad y a ti todavía te quedaba más que lo anterior. Trataste de apurarte, muchos se habían parado, agradeciendo al francés por su trabajo.

—Tranquila, varios se quedan a conversar entre ellos —dijo el ojiazul—.

—¡Hey! —escuchaste un grito a lo lejos, alzaste la vista y notaste que tres siluetas se acercaban a ustedes—, Feli nos estaba hablando de la nueva chica —el acento español hizo que reconocieras a "España" y a su lado "Veneziano" y "Romano". El español quedó mirándote con una sonrisa—. Vaya, tienes razón —miró al recién nombrado—, es muy hermosa —dijo devolviéndote la mirada, acercándose buscando una silla para sentarse cerca de ustedes—. Soy Antonio Fernández, un gusto, Bombón.

Atrás de Antonio, notaste que estaba un chico de cabello castaño, ojos verdes y al igual que Feliciano, un rulito saliéndose de su cabeza, pero en distinto lugar. Te miraba algo embobado y con un leve sonrojo en sus mejillas.

—Ve~ ¿No es cierto, fratello? —miro al muchacho, pero éste no respondió—, ¿Fratello? ¿Lovino? —agitó la mano en frente del ojiverde—.

—A-Ah... —alcanzó a responder su hermano, luego despertó y sacudió la cabeza—, chiaro, es linda —desvió la mirada sonrojado—.

—¡Ja ja! ¡Lovi, pareces tomate! —le dijo Antonio, los demás comenzaron a reir, tú sólo mantenías compostura con una sonrisa en tu rostro, pero por dentro, estabas muy avergonzada—.

—No digas tonterías, stupido —le regañó el italiano, luego desvío la mirada. Junto con su hermano, acomodaron unas cuantas sillas alrededor de ti, sentándose en una de ellas.

—Así que... Bombón, Hablanos de ti —te dijo Antonio, acercando su puesto más a ti—.

—Pues... Qué puedo decir, nací en (tu país), (dices tus gustos y disgustos)... —hiciste una pausa y pensaste en que otra cosa decir—, y mi gran sueño es (mayor aspiración), eso.

Golden Paradise (HetaliaXLectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora