2: Mansión "Paradisi".

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Todo el grupo que estaba contigo se dirigió hacia la puerta trasera de la mansión, que consistía con grandes ventanales que daban vista hacia un living de largos y refinados sofás beige; una mesita de centro hecha de vidrio el cual se veían unas piedras y gemas de distintos colores; en la pared, que estaba frente a éstos, una SmartTV y un metro bajo de esta, una chimenea. 

Al admirar éste espacio con bellas inmoviliarias, pensaste: «Vaya... Ésto parece casa de ricachones, es todo tan delicado y limpio.»

—Bien —dijo Alfred yéndo a uno de los sillones, tirándose de espalda—, éste es una de las salas de estar que tenemos.

Iván y Yao se sentaron separados en los otros sofás, el asiático sacó una consola de juegos y el otro encendió la televisión.

—Puedes venir cuando quieras, ya sea a leer, pasar el rato, sea cuál sea la actividad que quieras hacer —le siguió Arthur—. Te mostraremos tu habitación. —hizo un ademán para que lo siguieras, acompañado con el pelicastaño—.

—¡Los acompaño! —dijo parándose rápidamente del sofá trotando hacia ustedes—.

Al llegar a las escaleras que habían cerca, preguntaste:

—¿Cuántos pisos tiene ésta mansión? —miraste hacía la cima de éstas—.

Tre —respondió el italiano—, es por que varios viven aquí.

Eso aumentó tu curiosidad.

—¿Varios? —inquiriste—, ¿cuáles varios?

—Jóvenes —dijo rápidamente el ojiverde—. Algunos han venido a vivir aquí, cualquiera sea la causa. —pisó un peldaño—. Vámos. —dijo subiendo, mientras ustedes tres le seguían el paso. El diámetro de las escaleras eran de dos metros, lo suficiente para que los cuatro cupieren ahí.

Al llegar al segundo piso, que a diferencia del primero, era un poco menos grande que el anterior, divisaste varias salas llenos de libros, muebles y ventanas. Pero, una de las muchas salas tenía su entrada cerrada. La miraste por un momento, pero el llamado de Alfred para seguir subiendo te despertó.

—Voy... —dijiste mientras caminabas hacia ellos—.

En estas escaleras, sólo dos personas podían subir de lado juntas. Por lo que fuiste a lado de Arthur, pues, él era el guía.

El tercer piso consistía en un gran pasillo  que estaba conectado con tres más pequeños. En esos pasillos, se encontraban siete habitaciones, tres en cada lado y una en el fondo.

Arthur y los demás te guiaron a uno de esos, llevándote a una de las habitaciones que estaba al fondo.

Al abrir la puerta el inglés, te hizo un ademán para que pasaras. Al entrar, quedaste impresionada.

La habitación tenía colores pasteles en su interior. El cubre-cama de la cama (valga la redundancia) era blanco con flores rosa; cortinas de seda y almohadas de colores pastel, la alfombra que cubría toda la habitación era beige, muebles que estaban repartidos por toda la habitación y un gran armario de tres puertas.

—Wow... —alcanzaste a decir—, esto... es muy lindo.

—Son las mejores inmobiliarias del lugar, siempre estuvo limpia la habitación para los visitantes —explicó el rubio a tu lado—, espero que estés cómoda, my lady.

—Thanks You! —agradeciste esbozando una sonrisa.

—¡Hablaste en inglés! —dijo Alfred emocionado.

—Que observador... —susurró Arthur mirando hacia otro lado.

—¿Puedes hablar en italiano? —preguntó Feliciano acercándose.

Golden Paradise (HetaliaXLectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora