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—Pareces hecho polvo —me susurró Leslie durante el descanso en el patio de la escuela.

—Sí, la verdad es que me siento fatal.

Leslie me dio unas palmaditas en el brazo.

—Pero te quedan bien las ojeras —dijo tratando de animarme—. Así tus ojos parecen aún más azules.

No puede evitar sonreír al oírla. Realmente, Leslie era un encanto. Las dos estamos sentadas en el barco bajo el castaño, y solo podíamos susurrar porque detrás de nosotros estaba sentada Cynthia Dale con una amiga y a su lado Gordon Gelderman-Oso Gruñón que hablaba de fútbol con otros compañeros. Ya me encontraba bastante rara sin necesidad de eso.

—¡Ay, Gwen, deberías haber hablado con tu madre!

—Leslie, ya me lo has dicho al menos cincuenta veces.

—Y te lo repito, porque es verdad. ¡Realmente, no entiendo por qué no lo has hecho!

—Porque... Bueno, para ser sincera, yo tampoco lo entiendo.

Supongo que en cierto modo esperaba que no volviera a ocurrir.

—¡Imagínate lo que hubiera podido llegar a pasar solo en tu aventura nocturna! Piensa en la profecía de tu tía abuela: solo puede significar que te amenaza un grave peligro. El reloj representa los viajes en el tiempo; la torre alta, el peligro, y el pájaro...el pájaro... ¡No tendrías que haberla despertado! Probablemente la interrumpiste en el momento en que el asunto iba a ponerse realmente emocionante. Esta tarde lo investigare todo a fondo (el cuervo, el zafiro, la torre y el serbal); he encontrado una página sobre fenómenos extrasensoriales muy instructiva. Y, además, me he agenciado un montón de libros sobre viajes en el tiempo. Y películas. Las tres partes de Regreso al futuro. Tal vez podemos sacar algo de ahí...

Pensé con añoranza en lo divertido que era siempre tumbarse en el sofá en casa de Leslie para mirar DVD. A veces quitábamos el sonido y doblábamos la película con nuestros propios textos.

—¿Tienes vértigos?

Sacudí de cabeza. Ahora sabía cómo se había sentido la pobre Charlotte las últimas semanas. Todas estas preguntas podían provocarte un ataque de nervios. Con mayor motivo aún porque yo misma estaba examinándome todo el rato a la espera de que apareciera alguna señal de mareo.

—Si al menos supiéramos cuándo va a pasar la próxima vez... —dijo Leslie—. La verdad, encuentro que esto es muy injusto: a Charlotte la han estado preparando desde que nació para este momento, y en cambio tú tienes que lanzarte de cabeza al agua completamente a ciegas.

—No sé qué habría hecho Charlotte ayer por la noche si se hubiera encontrado en mi lugar y la hubiera perseguido ese hombre que dormía en nuestro armario empotrado —repuse—, pero no creo que sus clases de danza y de esgrima la hubiera ayudado en esa situación, pues no habría ningún caballo con el que pudiera huir al galope.

Reí entre dientes porque me estaba imaginando cómo hubiera escapado Charlotte del armario perseguida por el furibundo Walter sí se hubiera encontrado en mi lugar. Tal vez hubiera cogido una espada de la pared del salón y hubiera hecho una escabechina entre los pobres sirvientes.

—No seas tonta. A ella eso no le hubiera ocurrido porque hubiera viajado a otro sitio con ese cronolo que sea. ¡A un sitio agradable y pacífico donde no pudiera pasarle nada! Pero tú prefieres jugarte la vida antes que decirle a tu familia que han entrenado a la persona equivocada.

—Tal vez a estas alturas Charlotte también haya saltado en el tiempo y ya tenga lo que quieren.

Leslie suspiró y empezó a hojear la pila de hojas que tenía sobre el regazo. Había preparado una especie de dossier para mí con un montón de informaciones útiles. O también no tan útiles. Por ejemplo, había imprimido fotos de coches antiguos y había escrito al lado el año de fabricación. Según eso, el coche que había visto en mi primer viaje en el tiempo era del año 1906.

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