Capítulo 15

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El sol se alzó en lo alto del cielo, indicando el inicio de un nuevo día. Sus rayos iluminaban todo a su paso, incluso la ventana del cuarto en donde estaba durmiendo Jimin. Se metieron entre las cortinas y alumbraron parte de su rostro, haciendo que despertara. El muchacho se estiró y abrió sus ojos. No podía verse demasiado en la habitación, pero lo que el muchacho podía observar era, para él, lo mejor del mundo: Min Yoongi durmiendo a su lado.

Luego de aquel agitado día de batallas, muertes, lazos de amor y vueltas a la vida, ninguno de los dragones de la aldea se sintió con ganas de hacer algo que no fuera descansar. Y Yoongi no fue la excepción. Él más que nadie había sentido la necesidad de irse a su casa para poder reposar por un buen rato, no sin antes haber pretendido no sentir cansancio, ya que quería pasar todo el tiempo con Jimin. Sin embargo, tanto él como su hermano insistieron con que debía cuidarse y lo llevaron a su cama, viendo cómo, en cuestión de segundos, quedaba profundamente dormido.

El omega se incorporó apenas un poco en el colchón y observó con atención a Yoongi. Este dormía plácidamente boca abajo, abrazado a su almohada. Con cuidado, procurando no despertarlo, bajó un poco el cuello de su camiseta para ver si la marca que indicaba que ellos dos eran pareja aún seguía allí. Y así fue, lo cual hizo que mostrara una enorme sonrisa. Él sabía que, siempre y cuando estuviera ahí, el alfa estaría a salvo.

Jimin apenas se dio cuenta de en qué momento había empezado a acariciar los negros cabellos del Furia Nocturna, pero era algo que su animal interior le había exigido con todas sus fuerzas. Y él también moría por hacerlo. Por primera vez en su vida, todo parecía estar en orden gracias al otro muchacho, quien había comenzado a despertar. Cuando lo hizo, el mayor volteó y sonrió en grande al ver a su omega a su lado.



—Buenos días, Jiminnie.

—Buenos días ¿Estás mejor?

—No podría estar mejor, sinceramente.



Sin dejar de lucir como el hombre más feliz del mundo, Yoongi tomó suavemente a Jimin de la cintura y lo recostó junto a él, abrazándolo con cariño. El menor se sintió increíblemente bien ante aquel gesto y frotó su rostro sobre el pecho del pelinegro. Luego, dejó un beso en su barbilla.



—No lo entiendo —empezó a decir el alfa y alzó una ceja— ¿Por qué estás tan cariñoso, de repente? —lo olfateó— No estás en tu... no estás en tu celo.

—No —se sonrojó—. Es una historia muy larga.

—Bueno... todavía no quiero levantarme, así que puedes contarme mientras estamos aquí —cerró sus ojos, aún con una sonrisa en sus labios.

—No te vayas a enojar por esto, pero yo... me costaba creerte, Yoongi.

—¿De qué hablas? —volvió a mirarlo.

—Ese día en que me llevaste a volar, me dijiste que estabas por cumplir veinticinco años. Dijiste que no tenías ninguna pareja, que habías empezado a sentirte mejor en cuanto me habías visto por primera vez. Fue por eso que pensé que nada más te acercabas a mí para... sobrevivir.



Yoongi miró serio al omega. Este, en cambio, esquivó su mirada, queriendo seguir con lo que tenía para decir.



—Ese mismo día, cuando estábamos volando, noté que quisiste que hiciéramos la danza que hacemos los dragones para marcar a nuestra pareja.

The one [Yoonmin] [Omegaverse] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora