04 | Volver

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Adam trataba inútilmente de no perder el poco control que le quedaba, pero cada palabra que salía de su madre lo invitaba a pensar lo peor.

Mientras miraba por la ventana la magnífica ciudad, su mente lo regresó a los días antes de que todo se fuera a la mierda.

—¿Por qué no le dijiste que estaba en coma? —preguntó, aún sin mirar a su madre.

—Ella ha sufrido mucho, y sé que ninguna excusa es válida, pero no quería darle falsas esperanzas.

Adam sonrió sin alegría. —Ella está...

—No. No hay nadie en su vida, Adam. He mantenido contacto con tus hermanas y tu padre. Estuve un año con ellos, un año en el que te lloré hasta que tu tío Zach me trajo aquí.

—Por Dios, mamá —exclamó, pasándose las manos por la cara.

—Te creí muerto Adam, lloré y sufrí, pero creo que quien se llevó la peor parte y el peor sufrimiento fue Grecia, ella perdió toda ilusión, ha estado viviendo sin vivir, lleva una vida sombría y vacía, tus hermanas viajan seguido a Baja California, tu padre hace exactamente lo mismo, Darren Dixon y su prometida se mudaron por una corta temporada para apoyarla, Braxton nos apoyó buscando ayuda profesional para que ella pudiera superar lo que había pasado. Ninguno de tus amigos la ha abandonado.

Él no pudo evitar de sus ojos se llenaran de lágrimas. —Mi dulce Grecia —murmuró.

—Mi nieto es el más hermoso —anunció Mizuno—. Se parece tanto a ti, y en parte era por eso que Grecia y yo nos aferrábamos a él. Ella todavía lo hace.

—¿Papá sabe que estaba en coma? —preguntó, mirando a su madre con ojos serios.

—No. Nadie sabe que estabas en coma. Solo tu tío Zach, tus abuelos y yo.

—Mamá, no voy a culparte por esto y tampoco puedo odiarte... ni a mi tío, porque es gracias a él que tengo esta nueva oportunidad... Pero necesito con urgencia volver a casa, necesito volver a los brazos de mi mujer.

Mizuno sollozó y lo abrazó. —Estoy en eso. Tu tío está por darte el alta para que podamos volver a casa.

Adam asintió. —Sé que no será fácil y no espero que lo sea, pero te aseguro que si ella está... con alguien más...

—He hablado con tus hermanas, no hay nadie en la vida de Grecia.

—Fueron dos años mamá, y mi Grecia no es el tipo de mujer que puede pasar desapercibida.

—Hay algo que debo decirte. El día que supuestamente te sepultamos, ella hizo una promesa... dijo y aseguró que jamás se volvería a enamorar de nadie más, y la ha mantenido, Adam.

El corazón de él volvió a latir. Se llenó de esperanzas y trató de desechar el miedo que lo atenazaba, no iba a poder seguir con vida si había perdido lo único que le daba color a su existencia.

¡Qué demonios! No importaba si otro se encontraba intentando hacer su camino hacia ella. Él estaba vivo, más vivo que nunca y con la total y clara intención de recuperar lo que era suyo, porque esa mujer seguía perteneciéndole, cada parte de ella le pertenecía y se encargaría de recordárselo.

—Adam —llamó el médico—. Me alegra ver que estás respondiendo bien al tratamiento.

Él lo miró. —¿Cuándo podré irme a casa, tío? —preguntó.

—No por el momento —habló la doctora—. Todavía tenemos que hacer algunos estudios y verificar que las arterias no estén o vayan a sufrir algún colapso —informó.

Ground And Pound© |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora