40 | Destino Cruel Pt. 1

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—Adam —saludó el hombre, esbozando una sonrisa—. Qué gusto me da verte aquí, hijo.

—Hola, padre —dijo en respuesta, aceptando el apretón de manos.

—Margarita me dijo que estabas buscándome, ¿puedo ayudarte en algo?

—He venido porque... bueno, quiero saber cómo va el proceso de la anulación de lo matrimonio con Grecia.

—Pues, aún no he tenido respuesta del Arzobispo —contestó el cura, sentándose en una de las bancas—. ¿Por qué la pregunta, hijo?

—Padre, necesito que cancele la solicitud... necesito que termine el proceso.

El sacerdote parpadeó, pero un minuto después, sonrió.

—Las cosas se han arreglado entre tu esposa y tú —dijo, y no fue una pregunta.

—No es así, pero yo me he dado cuenta del terrible error que cometí al acusar a Grecia, al no confiar en ella.

—Adam, debo decirte que yo he estado atrasando la solicitud porque confiaba en que las cosas se arreglarían, que Grecia y tú recuperarían su matrimonio.

Media hora más tarde y después de haber hablado con el sacerdote, Adam se sintió más tranquilo, porque al menos, por un lado, había podido detener uno de sus errores.

Divorciarse de Grecia le arrebató casi la vida, pero todo el tiempo, estuvo sosteniéndose de los fragmentos que habían quedado y comprendía... claro que comprendía que, si él le había dolido tanto, debió haber sido mucho más doloroso para Grecia.

Era totalmente cierto eso que la gente suele decir; que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde, pero él no estaba dispuesto a renunciar al amor de su mujer, no estaba dispuesto a volver a bajar la guardia y permitir que el destino volviese a tirar de las cuerdas.

Amaba a Grecia con cada parte de su ser y había elegido compartir su vida con ella; aunque habían tomado caminos separados, una cosa seguía siendo cierta y era el hecho de que aún se amaban. Sí, él lo sabía mejor que nadie, porque aunque el dolor permanecía en ella, sus ojos seguían demostrándole ese amor que siempre salía a relucir cuando estaban juntos.

Grecia había nacido para él así cómo él había nacido para ella; sus hijos eran la prueba viviente de ese amor y no volvería a olvidar nunca el momento en que ambos fueron concebidos. La primera vez que le había hecho el amor y todas las veces que siguieron después de ese día, seguían clavadas en su mente y sabía que había sido un completo infeliz al olvidarse de esos momentos, al olvidarse de las promesas que le había hecho antes y después de casarse con ella.

🦈🗽🥊🌱

—Señor Taylor —saludó el abogado.

Adam le estrechó la mano al mismo tiempo que lo dejaba entrar a la casa; dos días después de haber hablado con el sacerdote, decidió llamar a su abogado, porque era momento de comenzar a demostrarle con hechos a Grecia, que realmente estaba arrepentido de todo.

—¿Puedo ofrecerle algo de tomar? —preguntó, dirigiéndose a la cocina.

—Un vaso de agua estará bien —respondió el abogado.

Una vez que ambos estuvieron sentados, la respiración de Adam se aceleró y su pulso aumentó.

—¿En qué puedo ayudarlo, señor Taylor? —preguntó Jordan.

—Lo he llamado porque quiero ver la manera de poder darle mi apellido al bebé que mi espo... ex esposa acaba de tener.

—¿Se refiere a su segundo hijo?

Ground And Pound© |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora