"—Bien, creo que al fin esto puede empezar..."
Respira profundo mientras se termina de acomodar el incómodo sombrero, pensando que este era el día bueno, el momento ideal en que finalmente podría salir de casa y no tener que regresar ahí, sino que fácil y sencillamente empezaría a dormir fuera de ahí, ya sea a la intemperie o en los centros Pokémon que se vaya encontrando en el camino.
"—Bueno, aquí vamos."
No puede evitar sentirse ridículamente nerviosa mientras avanza a través de la casa, llegando finalmente a encontrarse frente a frente con la puerta de madera y sosteniendo el pomo con fuerza. Siente la emoción correr por sus venas, ese sentimiento que había experimentado hace tantos años atrás que por un momento creyó que lo había olvidado.
"—¡Por Honey!
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Bufo, más que molesta, apenas y había puesto un pie fuera de casa había tenido la "dicha" de volver a encontrarse con Lylia fuera de su casa, a la cual no presto tanta atención como debería, pero que tras ver los conos naranjas que detenían su camino hacia el centro Pokémon que, literalmente, tenía a un lado de su casa, no tuvo más opción que seguía a la rubia, con dirección al Laboratorio del Profesor Kukui.
Durante el trayecto, la molesta rubia no había hecho más que recalcarle lo obvio y recordarle cosas que ya sabía; los repelentes alejan a los Pokémon, ella no era entrenadora Pokémon, la cosa esa, que traía en la bolsa era un secreto y le pidió, una vez más, que mantuviera en secreto su existencia. Si bueno, eso sería mucho más sencillo si ella no se lo recordará en un lugar público donde cualquiera podría escucharlos.
Gracias a Arceus, el laboratorio no se encontraba tan lejos, por lo que no tuvo que convivir tanto con la rubia cuando finalmente llegaron, aunque por fuera parecía verse como un lugar destartalado, estaba consciente de que por dentro no era así.
—¡Buenas, Maney! Muchas gracias por traérmela hasta aquí, Lylia.
Ya dentro del lugar, el profesor se encargó de saludarla de esa manera tan eufórica que tenía de ser, por lo que no pudo hacer otra cosa más que sonreír lo más amable posible como respuesta, intentando ver a aquel hombre a los ojos, aunque por más que lo intentará, no podía evitar que sus ojos se desviaron hacia el enorme acuario que estaba más espaldas de Kukui.
—¡No ha sido nada! Soy su ayudante, ¿no? Es lo menos que puedo hacer...
—¡Rockruff estaba hoy pletórico! ¡La investigación va viento en popa! Maney, déjame tu Pokédex un segundín.
Estuvo a segundos de ignorar a ambas personas cuando una conversación entre ellos pareció nacer, hasta que el profesor se acordó de la Pokedex, la cual no recordaba en qué momento había obtenido, pero no importaba mucho, ya que lo importante es que la tenía y al parecer estaba por mejorarla, estaba a un instante de recibir aquella mejora que la haría capaz de recibir a todos aquellos Pokémon bien criados y con los que fácilmente podría recorrer todas las islas.
Menos de diez minutos después, tenía entre sus manos una nueva Pokedex, modificada de tal forma que sus ojos se encontraban directamente con los ¿aburridos? Ojos del Pokémon que ahora se encontraba habitando en el interior de aquel aparato eléctrico, frunciendo las cejas mientras continuaba escuchando la explicación del profesor.
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Se sintió más que feliz cuando aquel momento incómodo con la Rotomdex terminó, sintiendo la brisa del mar acariciando su rostro una vez más, deteniéndose un momento para hablar por última vez con el profesor, quien le siguió dando instrucciones sobre cual debería de ser su próximo destino, aunque, lamentablemente, la estaba mandando hacia la escuela de entrenadores en compañía de la rubia, algo que no le agradaba mucho, pero que evitó mencionar para seguir agradándole a aquellos dos.
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Un camino espinoso
FanfictionUna aventura en la paradisíaca región, la búsqueda de información con el perfil mas bajo posible. La sonrisa mas amable mientras avanza por las cuatro islas, intentando hacer a un lado su odio eterno a estar rodeada de agua. "Todo sea por mi objetiv...