Un camino espinoso

Capitulo 4

Pudo respirar en paz cuando finalmente terminó su bebida, hace varios minutos que su llamada había terminado y su mente había encontrado una pequeña paz tras lo ocurrido, intentando recordar en todo momento la razón por la cual estaba haciendo todo eso.

Aunque si tenía que sobre pensar algo, no podía ignorar por completo su encuentro con aquellos tipos raros, algo raro estaba pasando en la región y no lograba evitar la comparación con aquellos eventos que solían ocurrir de vez en cuando en algunas regiones, cuando organizaciones salían prácticamente de la nada a revelar sus verdaderas, generando miedo y preocupación en todas partes, sin ignorar, por supuesto, que en esas ocasiones aparecía un entrenador iluminado por la gracia y luz de Arceus, literalmente, un "salvador"

¿Le tocaría a ella pasar por tal cosa?

No, era imposible que pudiera tener tal suerte. En primer lugar, ella no estaba buscando ser ninguna "heroína de la región" mucho menos porque tampoco buscaba el título de campeón, un requisito obligatorio para ir en contra de la organización en turno. Y eso sin contar que, de una u otra forma, la persona para la cual trabaja no era ningún "santo", podría incluso ocurrir que, en algún momento, un campeón fuera tras ellos para derrotarlos.

Pero, en fin, tampoco es como si tuviera mucho tiempo que perder, pensar en esa clase de cosas solo retrasaría su viaje y objetivos, los cuales eran prioridades por encima de cualquier cosa. Debía de seguir avanzando.

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Siente el sudor descender por una de sus mejillas, hace un buen rato que el sol había pasado por su punto más alto, aunque eso no evitaba que el calor se sintiera por todas partes y caminar se volviera algo casi insoportable. Aun así, las flores amarillas del gran prado no parecían inmutarse ante la temperatura, probablemente acostumbradas a esa clase de días, incluso podía jurar que absorbían los rayos del sol y los reflejaban sin ninguna clase de problema.

Bonito día para decidir quedarse ciega.

Suspiro con cansancio, antes de volver a intentar abrir los ojos para observar la razón por la cual se encontraba ahí. Lentamente se acercó a la joven rubia de vestido blanco, con la cual realmente no tenía ganas de hablar y cuya utilidad no se veía por ningún lado, como siempre, antes de notar que aparentemente su nivel de inutilidad para cuidar a un ser vivo había subido un punto.

—¡Nebulilla! Por favor, no hagas tonterías...

"—¿Ahora que paso?"

Avanzó unos cuantos pasos más tras escuchar a la rubia lamentándose, la cual sintió sus pasos inmediatamente y se giró, asustándola un instante por tan buen oído que parecía tener.

—Ah, Maney... Nebulilla se ha salido de la bolsa.

Aguanto un suspiro para evitar hacer que la atmósfera fuera aún más incomodando, exhalando lentamente el aire que deseaba dejar salir de un solo tirón para demostrar su "sorpresa" ante la situación. Vaya novedad veían sus ojos, ¿Por qué tenía el presentimiento de que esto podría seguir repitiéndose?

—¿Porqué se habrá tenido que meter en esa cueva? Ya pasamos un muy mal trago cuando sucedió lo del puente, y ahora va y me hace esto...

Guardó silencio un poco más, esperando el momento oportuno para decirle que se hiciera a un lado, a fin de cuentas, mucho no iba a hacer y el ir a rescatar a esa cosa dependía totalmente de ella. Ridículas buenas acciones, odiaba tener que hacerlas, en su vida había sido una buena persona, ¿y ahora tenía que hacerlo para mantener las apariencias?

Misión de mie...

—Como le salgan al paso Pokémon salvajes ni va a poder hacer nada; no sabe ningún movimiento para combatir...