Capítulo 6

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Sus manos tiemblan mientras lee el contenido de una carta escrita a mano, algo sorprendente para la época tecnológica en la que viven desde hace mucho tiempo, pero tras pasar por comentarios sin sentido y anécdotas sobre una región que solo ha visitado momentáneamente, así como quejas constantes de la enferma felicidad que parece mantener toda la gente en general, es que llega a partes que realmente importan, información relevante que, por más que su sistema sea capaz de encriptar y proteger, no significa que están lejos del peligro de que algún externo o incluso alguien desde adentro pueda llegar a ella.

Pero eso no significa, en lo más mínimo, que esté conforme con la persona que ha sido enviada a tal investigación.

Toma el montón de hojas que llegaron sumamente comprimidas dentro del sobre, junto a una cantidad considerable de fotografías sobre algunos Pokémon, con las manos llenas sale de la oficina que ocupa temporalmente para dirigirse más arriba, pasando por la seguridad correspondiente hasta llegar al que debía ser el destino original de la carta.
Hace ya varios meses que no sabía absolutamente nada de su hermana menor, lo que no era extraño, el laboratorio al que habían decidido que iría estaba aislado de muchas cosas, informarse sobre lo que pasaba ahí adentro era algo de lo que no podían darse el lujo de hacer constantemente, con el constante peligro a sus espaldas de ser descubiertos, aún si la mitad de las cosas que hacían no estaban tan mal, la otra mitad si era algo por lo que podrían ser señalados y muy posiblemente llevados a un juicio, donde desembolsar dinero y crear pruebas falsas sería su prioridad para esconder lo que realmente hacían.

—¿Se puede saber en qué estabas pensando?

—Oh, Edgar, que agradable sorpresa.

Dejo salir un suspiro ante la tranquilidad de Seth, cómodamente sentado detrás de su escritorio como si lo hubiera estado esperando, por lo que tomo asiento en la silla libre y arrojó la carta junto a todo lo que traía consigo hacia su jefe, quien simplemente tomo las cosas con cierta delicadeza, obviamente satisfecho por la nueva información que estaba llegando.

—Mi hermana menor está en Alola y no está encerrada en un edificio, como te había pedido.

—Lo se, necesitábamos de alguien que pasara desapercibido y ella cumplia con todos los requerimientos.

—Seth, esa mujer tiene más de una caja llena de Pokemon brillantes, ¿a eso llamas pasar desapercibido?

—¿Alguien de la isla ha dicho algo?

—No que alguno de nosotros sepa.

—Entonces está funcionando.

Seth sonrió amablemente a su visita antes de extender las hojas y darle su propia leída. Edgar, por su parte, se quedó en silencio sin saber qué decir exactamente ante aquellas palabras. En un principio realmente no había querido arrastrarla a sus cosas, hasta que lentamente fue cumpliendo con la expectativa de conseguir Pokémon brillantes sin cansarse o fastidiarse, tenerla cerca o en un lugar donde pudiera verla, le daría tranquilidad a sus padres sobre la falta de un trabajo fijo o una entrada constante de dinero, además, evitar que personas con peores intenciones que ellos, se le acercaran, era también una de las razones por las que prefería mantenerla vigilada.

—¿Entonces? ¿Cual es el plan?

—Nada verdaderamente importante, necesitaba información interna sobre cierto paraíso, y según su carta, parece estar cada vez más cerca.

—¿Cómo hiciste que fuera? Su bola de pelos rosa no para de buscarla.

Toma una de las fotografías que han salido del sobre, recordando al esponjoso y malcriado Pokemon, que aun cuando lo tenían en rehabilitación mientras se recuperaba por completo, a diferencia de un centro pokémon, ellos no tenían miedo a usar cualquier método para hacerla sanar, aun si para eso tenían que probar en otros antes que en ella hasta que funcionara.

Un camino espinosoWhere stories live. Discover now