Capítulo 14

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Capítulo 14
Kaleb era de piel blanca. Castaño y ojos miel. Su ceja estaba perfectamente tupida y delineada naturalmente. La forma de sus ojos eran almendrados y su nariz era de un tamaño normal.

Estar con la chica que el quisiera nunca fue problema. Su físico se encargaba de todo.
Sus padres eran amantes del arte, cosa que le inculcaron a él. Por ende, era muy creativo.

Emiliana desde siempre le habia gustado, desde que la vio por primera vez habia llamado su atención. Hizo hasta lo imposible por si quiera ser su amigo pero sus intentos siemore fueron nulos. Roger le habia ganado la partida, le toco verlos juntos muchas veces, y dolía.
Despues del aparatoso incidente de Roger-asesinado por Emiliana. El vio una sobresaliente oportunidad para hacercarsele puesto que todos estaban aterrados y lo último que querían era voltearla a ver. Evidentemente en lo creia en lo susodicho. Emiliana no era una asesina. Roger se habia suicidado por si solo.

Entonces lo consiguio, Emiliana le hablaba ya. Pero era difícil, cuanto le costo. Casi medio año siendo su amigo, hasta que por fin ella accedio a ser algo más. Y todo era perfecto para él. Tenia de novia a la chica perfecta, a la mujer de su vida, estaba convencido de que asi era.

Le gustaban sus ojos. Su pequeña y respingada nariz. La curva de su sus labios cuando sonreía. Kaleb estaba profunda y perdidamento enamorado de esa chica. Siendo su novio, la vida no podia ser mas perfecta para él.

Es verdad que Emiliana no demostraba amor hacia el. Nunca salieron de su boca un "Te amo" o tan si quiera un "te quiero", nunca. Pero aprendio a vivir con ello.
Se llevaban bien, las conversaciones siempre fluian de diferentes tipos de temas, los dos siempre han sido interesantes. Con eso se daba por bien servido.

El último mes Kaleb se percato de la frialdad de Emiliana, a un mas de lo que ya era, creyo, en su momento, que era algo pasajero.

Pero, no. Ya todo estaba derrumbado en sus pies.
Tan rápido todo habia cambiado, tam rapido ella termino con su relación, y tan rápido y estaba en los brazod del chico nuevo.

Era confuso y absurdo para Kaleb. ¿Cómo tan rápido ya estaba con él? ¿Ni una pisca de cariño sienrio por el entonces?

La situación lo mantenía frustrado, impotente, dolido, celoso.

Cuando los vio tomados de las manos, en el instituto frente a todos, lo unico que pudo pensar fue "¿Por qué conmigo nunca hizo eso? ¿Por qué es diferente con Zac?"

Emiliana siempre se nego a las muestras de cariño frente al público, quiza en un centro comercial si, o en cual quier otro lugar, cualquiera que no fuera la escuela.

Kaleb dio un largo trago a su botella de cerveza. Como si eso pudiera aliviar el dolor que sentía su corazón.

Estaba regado en su cama. Habian ya muchas botellas de alcohol regadas por toda la recamara, indicando que quizá ya pudiera estar algo ebrio, o quizá mucho.

Le atormentaba saber que ella estaba con alguien más que él.

Pero de algo si estaba convencido. Emiliana tenía que estar con él, o de lo contrario la vida no tendría sentido.

De lo ebrio que se encontraba, se quedo domido sin darse cuenta. Ademas ya eran pasadas de las 3 de la mañana.

Su fin de semana se resumio en alcohol, y nada más que eso. Después de varios intentos de averiguar que era lo que le pasaba, por parte de sus padres, se dieron por vencidos, no quedandoles de otra más que darle su espacio. Ese comportamiento en él no era para nada común, y como resultado los mantenía alerta y preocupados.

Kaleb le mando incontables mensajes y llamadas a Emiliana, y todo ella ignoraba. Hasta tuvo que bloquear su número para ver si así la dejaba tranquila.

No fue asi. Kaleb se vio a la necesidad de ir hasta su casa, pero no fue recibido. Derrotado era como se sentía Kaleb, la vida se le estaba yendo de las manos.

Intentaba por lo menos engañarse de que la odiaba, simplemente no podía. El amor ocupaba todo el espacio.

Aborrecía saber que alguien que no fuera él mismo besara sus labios.

Mientras que por otro lado. Emiliana y Zac pasaron todo el fin de semana juntos. ¡Cuanto se divertían ese par! Zac la mantenía risa a risa todo el tiempo, borrando toda tristeza y malos pensamientos de la cabeza de Emiliana.

El lunes llegó. Y con ello, Mark también. Luego de un pesado viaje de negocios al fin estaba en su gran casa. Al entrar y saludar a la servidumbre, fue al comedor, donde estaba su hija, desayunando.

-Emiliana -saludo, al mismo tiempo que se sentaba en su asiento y haciendole una seña a Rosy para que le sirviera el desayuno a él también.

Emiliana lo miro. Y trato de reprimir una risa, le parecia gracioso ver a su padre sin barba.

-Mark -le respondio el saludo, volviendo a concentrarse en su desayuno.

Su padre respiro profundamente. No le agradaba que le llamara por su nombre, pero hizo el intento por no reprocharle nada. Acababa de llegar luego de mucho timpo de ausencia y no quería comenzar una discusión con su hija.

-¿Cómo has estado? -le pregunto mirandole a la cara y sonriendole sin mostrar los dientes.

Ella lo miro sorprendida.

-Pues... Bien -respondio insegura. Acordandose de todo lo que ocurrio mientras el no estaba.

-Se nota. ¿Has estado yendo a tus terapias? -cuestiono delicadamente. Conocía a su hija, de un momento a otro la conversación podía tomar otro rumbo, asi que lo hizo con cautela para evitarlo.

Emiliana rodo los ojos sin poder contenerlo. Por suerte, su padre no la vio, ya que justo en ese momento, la Sr. Rosy llegó con el desayuno de Mark y él prestaba atención a todo sus movimientos al colocar su plato frente a él.

-Si, dad -alargo las palabras. Asi acostumbraba decirle.
No estaba muy contenta, su vida se le complicaba más teniendo a su padre cerca. ¡Ni siquiera estaba al tanto ni de su vida, ni de su salud mengal! Sólo pregutaba para parecer interesado en lo que pasaba con ella, pero no estana ni tantito cerca de saberlo.

Ni una llamada para preguntarle si todo iba bien, si ella estaba bien, nada. Peor aún, ni las llamadas desesperadas de Thomas cuando se escapo el contesto. Se decía a si misma no importarle, pero, es un  padre, no un amigo. Que al menos hiciera el intento, ¿no?

Terminaron el desayuno y después cada quien a lo suyo. Mark a recostarse en su habitación para leer un nuevo libro y descansar, y Emiliana yendo a clases.

-Hola -saludo a Zac, dandole un pico en los labios.

Zac sonrio ante tal muestra y le dio otro en la frente.

-Hola bonita.

Agarro su mano y juntos entraron al aula.

A Zac le gustaba ver a Emiliana cuando se encontraba distraída, Cuando mordia sus labios, cuando fruncia su ceño indicando que estaba concentrada o también cuando movia sus manos con impaciencia sobre sus piernas. Emiliana se habia convertido en todo lo que Zac necesitaba para estar bien.

Le dolía también la situación por la que ella pasaba. Pero también habia notado que llevaba toda la semana estando muy bien, tanto fisicamente como mental. Ella sonreía con el todo el tiempo y eso le encantaba. Ahora su propósito era mantenerla justo así, con una sonrisa en sus labios.

Quédate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora