VIII

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El sábado Marinette y Chloé se presentaron juntas en la casa de Adrien. Durante el camino a la mansión Agreste, Marinette por primera vez le contó todo sobre sus cartas a Chloé incluso le había mostrado una de esas cartas que llevaba escondida en un cuaderno.

-Tengo un plan – le confeso a Chloé -. Cuando lo veamos dejare caer este cuaderno y Adrien lo recogerá porque como sabemos es un caballero, entonces se percatara de la carta y me reconocerá, ¡Y entonces! Nos casaremos, tendremos tres hi....

-No te adelantes demasiado – la interrumpió Chloé que no estaba muy ansiosa por los planes de su amiga, ella también seguía albergando sentimientos por su amigo de la infancia, pero con un suspiro de resignación decidió no interferir -. ¡Está bien! Te dejare llevar a cabo tu absurdo plan.

- Eres una gran amiga – le dijo Marinette sonriendo.

Cuando entraron a la casa las recibió Nathalie y las escolto a la biblioteca donde ya estaban reunidos Adrien y Nathaniel.

-¡Hola! ¿Qué tal han estado? – pregunto con una enorme sonrisa Adrien, levantándose para saludarlas con un beso en la mejilla.

-Bien – susurro Marinette sintiendo que su corazón se saldría de su pecho por tener al joven modelo tan cerca.

-Estupendamente ¿Y tú Adrien-buu? – dijo Chloé abalanzándose sobre Adrien para darle un enorme abrazo, por primera vez en mucho tiempo Marinette se sintió celosa de Chloé.

-Muy bien – dijo el joven apartándose un poco de su amiga de la infancia.

Comenzaron con el trabajo, Marinette no podía concentrarse bien pues la presencia de Adrien y el pensamiento del plan que llevaría a cabo la distraían ¿Cómo se lo tomaría Adrien cuando descubriera que la chica con la que ha estado hablando por estos dos años no era otra que Marinette?

Los cuatro chicos trabajaron en silencio, Marinette miraba de vez en cuando a Adrien disimuladamente, este tenía los ojos clavados en su parte del proyecto y ni siquiera noto que su amiga le estaba mirando. Cuando ya estaban terminando el proyecto la puerta de la biblioteca se abrió de golpe.

-Disculpad – dijo una voz masculina y se apresuró a cerrar de nuevo la puerta, antes de que ninguno de los presentes pudiera verle con claridad.

-¡Félix! – llamo Adrien, el chico se detuvo antes de cerrar completamente la puerta -. Ven te presento a mis amigos.

-No será necesario – dijo el chico pero Adrien ya se había levantado y trajo a su hermano frente al grupo.

-Les presento a Félix Agreste, mi hermano mayor. Félix ellos Nathaniel y Marinette... a Chloé ya la conoces.

-Un gusto – saludaron Marinette y Nathaniel casi a coro.

-Hola Fél... parece que sigues siendo tan reservado como siempre – dijo Chloé quien conocía a Félix desde que eran pequeños, Félix la fulmino con la mirada pero no le respondió.

-Igualmente – dijo Félix respondiendo a Marinette y Nathaniel.

Por primera vez, Marinette estaba frente a su compañero de batallas sin usar antifaz, ambos en su forma civil... ella comenzaba a sentirse algo extraña, nunca pensó que ese día se encontraría con él, Félix no era como Marinette se lo había esperado, en su imaginación, Félix era un chico alegre y extrovertido que solo guardaba la compostura cuando Gabriel Agreste estaba cerca... y ahora Gabriel Agreste no estaba cerca, así que su lado más sociable debería estar activo, pero el chico que tenía frente a ella se veía bastante reservado y le pareció que era más alto de lo había pensado.

Además... su ropa, no calzaba con el estereotipo de chico relajado y muy amigo de las fiestas, era bastante seria, más aun para un sábado por la tarde.

-Vine a buscar un libro – dijo Félix -. Lo busco y enseguida les dejo continuar con su trabajo.

-Ya estábamos terminando – dijo Adrien, Félix asintió y sin decir una palabra fue a buscar el libro.

-No sabía que tuvieras un hermano – comento Nathaniel.

-A Félix no le gusta el mundo de la moda así que la mayor parte del tiempo prefiere pasar desapercibido – explico Adrien.

Poco después terminaron y todos se levantaron de la mesa. Era ahora o nunca, Marinette dejó caer descuidadamente su cuaderno y la carta que había colocado dispuesta para que cayera lejos del cuaderno, cayó, como se lo había propuesto, unos cuantos centímetros más allá.

Pero el sonido del cuaderno cayendo no fue el único ruido que se escuchó en la habitación, pocos segundos después se escuchó a algo más caer, era Félix, que también había dejado caer los libros que llevaba en sus manos.

-Parece que está de moda eso de tirar libros – comento Adrien mientras se agachaba a recoger el cuaderno y la carta, metió la carta en el cuaderno y se la entregó a Marinette con su tradicional sonrisa amable.

Marinette se sintió decepcionada ¡ni un comentario! ¡Ni una expresión de sorpresa! ¿Es que ya se había olvidado de todas esas cartas que le escribió? ¿Es que no reconocía la carta que el mismo doblo y envió?

-Les acompañare hasta la puerta – dijo Adrien.

-Hasta luego – se despidió Félix dándoles la espalda mientras tenía los ojos clavados en un libro de la estantería.

-Hasta luego – se despidieron Nathaniel y Marinette para luego seguir a Adrien.

Pero Chloé se quedó mirando a Félix en silencio, había puesto su mirada en él desde que dejó caer los libros ¿Podría ser?... tenía que hablar con Marinette más tarde.

Confidencias por cartaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora