I

1.2K 92 5
                                    

Luego de tanto tiempo Adrien al fin regresaría de New York, el nerviosismo le estaba dando insomnio, ella que dando vueltas en su cama se repetía una y otra vez que debía tranquilizarse, Adrien regresaría, al fin podría ver su dulce y amigable rostro luego de tanto tiempo pero para ello tenía que llegar temprano a clases, si se quedaba más tiempo de la cuenta dormida se perdería el magnífico día de mañana.

Al fin se forzó a cerrar los ojos y durmió, pero se despertó antes incluso de que apareciera el alba, dando un suspiro se levantó y camino hacia el espejo, la falta de sueño le había pasado factura, debajo de sus ojos azules habían una horribles y oscuras ojeras, se dio una ducha, al salir vio que aquellas ojera seguían allí y se lavó el rostro con agua fría para ver si lograba hacerlas disminuir, pero estas seguían notándose así que las oculto con maquillaje y bajo a desayunar.

Adrien aún no estaba acostumbrado al cambio de horario pese a que llevaba ya tres días en Francia, esa mañana había ignorado su despertador y seguía durmiendo plácidamente hasta que la luz del sol entro de golpe en su alcoba y la voz de su hermano mayor termino de despertarle.

- Vas a llegar tarde al colegio – dijo Félix entrando sin tocar en el cuarto, estaba ya completamente vestido con su sobrio y anticuado terno, el cual nunca usaba con saco.

- ¡¿Desde cuando eres el encargado de despertarme?! – se quejó Adrien.

- Vamos juntos ¿Recuerdas? Si tú te quedas dormido yo también llegare tarde a la universidad, son las nueve y media, mi primera clase es dentro de poco así que muévete.

- ¡Ya las nueve! – Dijo Adrien levantándose de un salto y sintiéndose un poco mareado por el brusco movimiento, entonces miro el reloj -. ¡Son recién las siete y veinte!

- ¿A qué horas entras?

- A las ocho.

- ¿No planearas saltarte el desayuno o sí?

- Bien... ya me cambio, ¡Fuera de mi habitación!

Luego del desayuno ambos chicos se subieron al auto y permanecieron un momento en silencio, Félix saco uno de sus libros y comenzó a leer, Adrien se puso audífonos.

- ¿Félix? – pregunto al cabo de un rato.

- ¿Si?

- ¿A qué hora tienes tu primera clase?

- A las nueve.

- ¿Por qué vas una hora antes?

- Para no perderme y llegar tarde, me inscribí por internet por lo cual nunca he estado físicamente en ese lugar.

Volvieron a estar en silencio, Félix no era la mejor persona para mantener conversaciones largas.

Marinette se sentó en el lugar que siempre había ocupado desde que comenzaron el colegio, Alya llego poco después y se sorprendió de encontrar a su amiga ya en el curso.

- Hey Marinette ¿A qué santo debemos el milagro de que no llegaras tarde?

- Es el primer día de clases, no puedo llegar tarde – dijo Marinette.

- Eso no te lo ha impedido los años anteriores – replico Alya mientras tomaba asiento junto a su amiga.

- ¿Qué tal estuvo tu paseo a Lyon? – pregunto Marinette, Alya había pasado allí parte de las vacaciones.

- Bien... la verdad me aburrí un poco, tuve que dejar al Ladyblog inactivo por demasiado tempo... ¡Quien sabe que habrá hecho Ladybug en mi ausencia!

- Nada interesante – susurro Marinette, Hawk Moth hace tiempo que había desaparecido, parece que se rindió y hecho los prodigios al fondo del Sena, donde al fin los habían recuperado.

Confidencias por cartaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora