Entonces era cierto lo que me había contado mi madre. Había observado junto a su prima por la abertura de la puerta creyendo haber visto un brillo en sus ojos. Al escuchar lo que ella decía a su padre ambas empezaron a llorar en silencio, al notar que lo único que deseaba su tía era escuchar su voz.
En el momento del traslado al otro hospital mi madre iba a subirse a la ambulancia por lo menos para pasar el poco tiempo que le quedaba en vida, pero solo un familiar podía estar ahí, cedió su lugar a su hermano menor.
Fue tras la ambulancia en todo el trayecto y al momento en que bajaron la camilla corrió para poder despedirse si este moría, pero fue interceptada por un administrador del edificio para llenar el formulario, y fue ahí, donde no volvió a verlo.
La mujer más fuerte del mundo, a la que nada la puede lastimar; verla llorar desconsoladamente junto al ataúd me hizo pensar que en ese mismo instante era la mujer más valiente que jamás haya visto porque veía el miedo en sus ojos. No tendría que preocuparse por nada, ella y yo podríamos brillar en la oscuridad.
Lo siento por hacerlo tan corto, no podía dejar de llorar.
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Letters to heaven
Non-FictionPara: Harold Donde te encuantres. De: Violet Primera habitación frente las escaleras.