Asilo Sideral [IronFrost]

Capítulo 21.

Steve, Sam, Natasha, Happy, Peter y Tony miraban boquiabiertos el extraordinario esplendor de la ciudad dorada frente a ellos. Dieron un par de pasos inseguros sobre el puente arcoíris, luego de que el portal de Strange se desvaneciera tras cruzarlo.

—Waw, Señor Stark, ¡este lugar es asombroso! —soltó el chico araña conmocionado, y, cómodamente agazapado a un costado de su mentor. Tony lucía igual de impresionado, presenciando frente a sus ojos un gran abanico de tecnología asgardiana, y lo que Thor solía catalogar como "magia". El lugar era sencillamente maravilloso.

Aquel mundo surrealista, contenía demasiada información difícil de procesar para el ojo humano. Thor y Strange comprendían eso, así que no presionaron al grupo para que comenzaran a desfilar hacia el palacio. Rogers y Sam, con ambas manos sobre sus cabezas, observaban con profunda confusión cada punto en el que posaban sus ojos. Natasha y Happy le echaron un vistazo al intimidante lago que actuaba como un mar turbulento bajo el puente arcoíris. La mujer debatió con el guardaespaldas de Stark, sobre porqué aquel fenómeno no podía considerarse un lago o un mar, sino una combinación de ambos.

El Dios del trueno observó al grupo midgardiano con una sonrisa orgullosa. Pues, él haría todo lo posible por reparar lo que se encontraba roto, e, incorporar a los nuevos al equipo para que se sientan parte de la familia. Su mirada se topó con la de su hermano, quien le ofreció una pequeña sonrisa afectuosa, luego, este miró de forma anhelante a Stark, cosa que empezaba a preocupar al futuro Rey de Asgard, pues, él conocía el grado de obsesión que manejaba Loki cuando se encaprichaba con apoderarse de algo.

El Dios negó levemente, antes de girarse en dirección al Doctor Hechicero Supremo.

—Sigo impresionado por lo que me dijiste esta mañana, Strange —le comentó Thor en privado, luego de presenciar como el Hechicero trasformó su atuendo en una humilde túnica asgardiana por encima de sus rodillas. El Doctor ahora lucía un pantalón de algodón, botas de piel, un cinturón ancho con compartimientos hechos a mano, y una bolsa de tela, cuya tira cruzaba su pecho. Aquello era muy común entre los comerciantes del lugar—. No puedo creer que vengas tan seguido aquí por ingredientes para tus pociones, y jamás pasaras a visitarme.

Stephen le lanzó una mirada comprensiva. Y es que, sus excursiones al pequeño planeta de Thor las realizaba manteniendo un bajo perfil, por obvias razones.

—Lo lamento, pero antes no te conocía personalmente como para exigir una audiencia contigo. Tampoco era necesario —aclaró—. Aquí tienen un gran surtido de materiales para mis experimentos, además de dulces muy buenos. —concluyó con una pequeña sonrisa de lado. Para, posteriormente, encabezar al grupo que tenía a cargo hasta ese preciso momento.

—Andando, es hora de continuar. —les anunció con serenidad.

Loki, ante la mirada asesina de Rogers, y la incómoda expresión de Sam y Nat, se acercó a Stark y lo tomó de la mano. El genio no demostró ningún tipo de renuencia al respecto, incluso, Steve se fijó en el pequeño apretón entrañable que Tony le daba a la enorme mano que sostenía la suya de vez en cuando, mientras recorrían el colorido puente.