Capitulo 2

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Shae sintió como si una tonelada de concreto masivo hubiera chocado contra su cuerpo mandándola a volar un poco rápidamente seguido del impacto contra el suelo húmedo mientras el agua de la lluvia seguía cayendo sobre ellas. Su mente se detuvo por un momento, el dolor agudo perforando enteramente su cuerpo y paralizando todo movimiento cognitivo de la chica. Un hoyo negro amenazo con tragarse su conciencia por completo pero un llamado a su lado la detuvo, junto con el repentino conocimiento de que Agasha estaba con ella.

—S-Shea...—Agasha susurro, su vista borrosa y casi nula. El dolor presionando en su cuerpo, mientras todo daba vueltas a su alrededor y las cosas comenzaban a desdibujarse y desaparecer en una neblina negra.

La pelirroja giro con dificulta hacia su amiga, forzando un grito bajo su garganta cuando una punzada de dolor la ataco. Observo cómo esta estiraba con dificulta una mano hacia ella, para luego cerrar los ojos y no moverse más. Y eso la aterro hasta los huesos, Agasha era su familia, tal vez no de sangre, pero era lo más cercano y preciado que tenía, y muy probablemente estuviera en ese momento herida de gravedad o peor aún...

Muerta.

¡No! Grito una voz en su ser, negando esa posibilidad, su mejor amiga y hermana del alma no podía estar muerta. Su mente entro en una montaña rusa de pensamientos, confusos y agitados, hasta que una voz sedosa que destilaba autoridad resonó en sus oídos sacándola de esa espiral.

—¡¿Señorita Metzger?! ¿Esta consiente? —Albafika Kafieri se acuclillo junto a las jóvenes, sus ojos sagaces e inteligentes rápidamente evaluaban la situación.

Visiblemente la pelirroja solo portaba un corte profundo en la mejilla izquierda, una herida no visible en un lado de su cabeza de donde salía sangre, y su muñeca derecha parecía estar en un ángulo extraño y con moratones comenzando a formarse, junto a heridas leves como rozaduras en sus brazos y piernas, Estaba casi seguro que ella tenía una contusión por la forma perdida de su mirada.

El peliazul giro sus ojos azul cobalto hacia la otra chica, que estaba al lado de su amiga, totalmente inmóvil. Con manos firmes chequeo su pulso, encontrándolo débil pero aun ahí, y sin saberlo respiro aliviado; ella portaba un labio partido, y su hombro derecho parecía fuera de lugar, aunque no sabía si estaba roto o simplemente estaba dislocado, y era casi seguro que ella, también, tuviera una contusión cerebral.

Con movimientos agiles y deliberados, saco su teléfono móvil de su bolsillo y marco a la ambulancia, dando detalles rápido y precisamente, para luego colgar, y marco otro número, mientras este repicaba ordeno al joven del auto que se tranquilizara de una vez, al mismo tiempo que controlaba el pulso de su alumna.

Había estado en camino a buscar unos papeles de la dirección cuando había visto lo sucedido, como el chico detrás del volante perdía el control del auto y derrapaba en el pavimento mojado por la lluvia, perdió tracción por ir sobre la velocidad estipulada en esa área.

—Albafika—Fue la corta respuesta en la línea del teléfono como saludo.

—Asmita, tenemos una situación...—El de cabellos azul celeste le informo de inmediato de lo sucedido en cortas y simples palabras mientras a lo lejos oía las sirenas de la ambulancia.

—A-Agasha... Agasha... ¿Me oyes?—Shea murmuraba cada vez más alto, ajena a todo lo que sucedía a su alrededor salvo su amiga postrada en el frio pavimento bajo la lluvia, inmóvil a sus ojos—Agasha... no te atrevas a morirte, ¿Entendiste?—su voz estaba cada vez más inestable, si bien fuera por sus heridas o por las lágrimas que empezaban a acumularse en sus ojos mezclándose con las gotas de lluvia no podía decirse.

Truth of the HeartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora