Capitulo 6

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Agasha entro a tropezones al departamento, anonadada, confusa y sobre todo cansada.

—¡Oye Agasha! ¡Adivina me quitaron el estorbo del yeso del brazo! —Dijo Shea cantarinamente saliendo de la cocina, y parándose de repente al ver la cara de su mejor amiga—¿Que sucedió? —dijo seriamente acercándose a ella.

—Yo... —La castaña tembló ligeramente, por fin analizando lo que había pasado y lo que pudo haber ocurrido de Albafika no haber pasado por allí justo en ese momento.

Con manos gentiles y cuidado Shae llevo a Agasha al sofá de la pequeña sala y la sentó mientras esta le contaba lentamente y con una sonrisa temblorosa muestra de sus nervios lo que había ocurrido, la pelirroja portaba un ceño feroz en su rostro, solo sentía preocupación por su amiga.

—Le romperé el cuello si alguna vez lo llego a ver —dijo ferozmente la alemana, abrazando a su amiga para calmarla.

Se quedaron así por unos minutos, hasta que Agasha se tranquilizó por completo. Las dos luego se dirigieron a la cocina a hacer Ramen que sería su cena, y hablaron del tiempo en el hospital que pasó Shea ese día y en las clases.

Después de esa comer, y charlar quedamente sobre todo un poco, cada una tomo sus libros, apuntes y comenzaron a estudiar, junto con la lista que el peliazul le había dejado a la joven. El resto de la tarde se les fue en un cómodo silencio y al final se fueron a dormir con los corazones tranquilos.

Al día siguiente con los analgésicos tomados y sus mochilas preparadas, ambas tomaron rumbo a la universidad, sus rostros exhibían menos energía y brillantez de lo normal, pero aun así se podía distinguir una ligera sonrisa en sus rostros. Pasaron a ASO Patitas al llegar a la universidad, donde se animaron un poco al jugar y alimentar a los animales, para a la media hora irse con una sonrisa más amplia hacia la primera de sus torturas llamada normalmente 'clases'.

Griego Antiguo venia primero y con nervios de acero ambas pusieron pie en el salón, sentándose en sus puestos usuales con expresiones serias y algo distantes. El cuchicheo de los demás alumnos se hizo aún más estruendoso hasta que todo estuvo en silencio repentinamente, indicación de que el profesor había llegado, y en efecto Asmita Relish entro caminando con majestuosidad en el aula su largo y sedoso cabello rubio meciéndose al compás de sus pasos.

La clase dio comienzo y por una vez Shea no exhibió su comportamiento tan evidentemente como las veces anteriores, porque esa vez estaba determinada a tomarse en serio su aprendizaje y olvidarse el único hombre que la hacía suspira, no era tan frecuente como antes; y aunque tuvo mucho éxito en su nueva resolución, no pudo evitar el calor en su interior y posterior cosquilleo cada vez que sus ojos azul-lavanda se centraban en ella momentáneamente o cuando este pregunto una o dos veces alguna cosa a su persona. Y aunque en el exterior no lo demostró tanto, en su interior se lamentaba por qué no era justo que él la afectara de esa manera, porque sus sentimientos y todo en ella se revelaba contra el hecho de tener que pretender que él no significara nada para ella, ni poder demostrar cuanto quisiera que las cosas fueran diferentes... pero como venía sabiendo desde hace muchos años que la vida era todo menos justa y ella debía jugar las cartas que le tocaban sin quejarse, sacando el mayor provecho posible y a no lamentarse por cosas que no podía cambiar.

Asmita estaba ligeramente confundido con la joven Metzger, no solo por lo que había sucedido hacia dos días, sino porque sentía que algo raro pasaba con ella, su instinto le decía desde que la vio la última vez que algo era diferente, aunque él no pudiera descifrar que era aquello. Y eso lo irritaba ligeramente, y ya para el final de la clase estaba seguro de que algo había cambiado como que el sol salía todos los días, sin contar con que, aunque aparentemente ella había recuperado la concentración y dedicación en clases perdida unas semanas atrás había algo distinto sobre ella, que lo inquietaba de sobremanera.

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