Una estrella que no pudo volver al cielo pt2.

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En el momento en el que me di la vuelta hubiera deseado no volver a ver a esa persona que tanto yo tanto odio.

-¿Por qué me regañas perra?

-Bájale dos rayitas a tu ego, ¿quieres?

-Deja de molestar y lárgate de una maldita vez- se lo dije casi escupiendo cada palabra que decía.

-Obligame.

-No llores después.

Entonces me levante de la camilla de un salto, puse los pies en el suelo y de lo rápido que me levante me dio un mareo pequeño, pero molestaba bastante para luchar. Me apoye en la camilla para no caerme.

-¿En ese estado me vas a dar una paliza? no me hagas reír.

Entonces recobre fuerzas y active mi habilidad, pero, ella no, para ella esto no era más que un simple juego.

-¿No vas a activar tu habilidad?

-No es necesario- dijo ella con un tono de autosuficiencia que hizo que mi sangre empezará a hervir y si mi sangre tuviera punto ebullición estaría apunto de llegar.

-¿Eso crees?

-Si, eso creo- en ese momento se puso en pose de batalla, parecía que venía a atacar, pero -¿sabes que?, no quiero pelear contigo.

-¿Estas hablando en serio?

-Sí, ahora quiero destruirte por completo.

Entonces los dos activamos nuestras habilidades y nos lanzamos el uno contra el otro, pero, ninguno de nuestros ataques acertó, en cambio le dio a otra persona, una persona que nunca pensé que no podría llegar a tener tal poder.

-Se puede saber que están haciendo- dijo Alice, se veía tan hermosa, no tenía palabras para expresar lo bella y fuerte que estaba, era algo inefable.

-¡¿Qué haces aquí?!- dijo Cristina para mi asombro.

-Yo... Lo... Lo siento- entonces Alice salió corriendo hacia el pasillo, parecía que estaba, ¿llorando?

Después de eso caí inconsciente, al rededor de cuatro horas después, me desperté, me hicieron unos chequeos así que salí hasta el día siguiente e inmediatamente camine hasta mi cuarto para dormir un poco, y ahí estaba, esa Alice tan fuerte, parecía más fuerte y bella que un diamante, estaba rota, lloraba desconsoladamente en mi cuarto, sentía que mi alma se partía en dos poco a poco, no encontraba las palabras para consolarla así que la deje que se desahogara sola. Después de más de cuatro horas de escuchar el llanto de una de las mujeres que más quiero, de escuchar como mi corazón se partía en dos paro de llorar, eran las ocho casi nueve de la noche, cuando me volvió a ver.

-¿Cuantó tiempo llevas ahí?- su ligera capa de maquillaje de había corrido, su cabello estaba todo enredado, pero, aún así, ella era bella, bella no, bellísima.

-Hace al rededor de cuatro horas.

-¿Qué hora es?

-Son las nueve de la noche.

-¿Puedo dormir contigo esta noche?

-Claro.

Esa pregunta no me la esperaba, pero, era algo obvio mi respuesta jamás ni nunca iba a dejar a una de las mujeres más importantes en mi vida sola y menos en este momento en el que ella está rota, completamente rota.
Me metí a bañar para quitarme el olor a hospital que yo tenía, cuando salí ella estaba acostada parecía que estaba dormida, entonces me acosté junto a ella.

-¿Te puedo preguntar algo?

-Claro, pregunta lo que quieres.

-¿Me quieres?

Mundo retorcidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora