<Pero que inoportuno eres.>
Texteo, y en el momento que lo envió se sentó en una de las mesas del lugar.
<¿Ah sí? ¿Por qué?>
Una sonrisa apareció en el rostro de la chica.
<Porque acabas de interrumpir mi baile con un idiota.>
<Yo creo que eso es bueno.>
<Él pensó que eras mi novio.>
<¿Y que le dijiste?>
<¿Qué crees que le dije?>
<No le diste una respuesta clara.>
<Vaya, al parecer me conoces más de lo que creí.>
—Oye, ¿Qué pasó con él guapo chico con el que bailabas?— preguntó la morena, con dos shots en manos.
—Es un simple idiota.— comentó cortante.
—Que lástima, tenía altas expectativas sobre su boda.— dijo con fingida tristeza.
Al día siguiente.
Eran las 9 de la mañana cuando la castaña recién se despertaba, no sabía dónde estaba, apenas podía recordar algunos momentos de la noche anterior.
Pasa unos minutos observando el lugar y se da cuenta que esta en una habitación junto a un chico de su lado derecho quién está profundamente dormido.
—¿Qué mierda hice anoche...?— murmura intentando levantarse pero apenas lo intenta la cabeza le empieza a dar vueltas, debido a todo el alcohol que consumió.
Se quita la sábana que la cubre y se percata que está en ropa interior, avergonzada se vuelve a cubrir y nuevamente observa la habitación.
Intenta recordar alguna cosa pero su mente queda en blanco. Su mirada se cruza con el rostro de aquel desconocido que no logra reconocer y luego de unos segundos sus ojos se abren poco a poco intentando acostumbrarse a la claridad de la habitación.
—Hola.— saluda apenas la mira. —Sea lo que sea que haya pasado ayer, te juro que es culpa del alcohol.