4 años atrás.
—¡Oye, deja de jugar con mi cabello!— exclame al darme cuenta que ya había pasado un buen rato desde que James estaba jugando con mi melena.
James y yo nos habíamos conocido hace un mes desde que comenzamos el último año de primaria. Ambos nos emocionaba tener tantas cosas en común y estar en la misma clase, a pesar de que nuestras personalidades fueran un poco diferentes.
—Quedate quieta, ya casi termino.— Me aviso, jalando un poco mechones de éste.
En poco tiempo íbamos a pasar a primero de secundaria y estaba muy contenta de que fuéramos juntos a la misma institución.
—Listo.— Lo escuché decir. Y automáticamente me voltee a él para que me pasará un espejo que él siempre llevaba.
A James le encantaba peinarme, era como su hobbie favorito, desde que lo conocí siempre le gustó eso de crear peinados o hacer trenzas. Lo cual me parecía curioso ya que no conocía a muchos chicos que les gustaba peinar.
—Ésta muy lindo.— opine asombrada por la trenza francesa que me había hecho. La verdad yo no sabía hacer esa trenza por eso me asombraba que la haya hecho.
—Sabía que te gustaría.— dijo con una sonrisa. —Sé que es una de tus favoritas así que practiqué mucho para poder hacerla a la perfección.
—Me encanta, muchas gracias.— pronuncié muy agradecida por tan lindo gesto.
Todo iba muy bien entre James y yo era una amistad que valoraba mucho y atesoraba; pero a medida que pasaba el tiempo, comenzamos a distanciarnos. A mitad de año cada quién tenía a su grupo de amigos y ya no hablábamos como antes.
Pero siempre teníamos un tiempo para hablar y ponernos al tanto de lo que pasaba en nuestra vida. Hasta que llegamos a el primer año de secundaria, desde ahí los chismes y todo lo que se relacionaba con el mundo social adentro de esa institución destruyeron la poca amistad que nos quedaba.
Y al final cada quien iba por su camino.
Ya no éramos dos. Solo uno y uno.
Presente.
Llegué a mi casa lo más rápido posible, no podía creer que el mismo chico con él que yo hablaba era él. Era James, el niño que me hacía trenzas de pequeña; el niño que me hacía reír con cada estupidez que decía y ahora apenas y me mira. Apenas y me habla, pero sólo para insultarme y echarme las cosas en cara.
<Pequeña, ¿estás ahí?>
<Hola, lo siento, no pude ir. Mi mamá necesitaba ayuda con algunas cosas y se me olvido avisarte.>
<Oh, de acuerdo. Tranquila, esta bien.>
A pesar de que haya pasado tanto tiempo él sigue siendo alguien muy comprensivo. Pero aún así sentía algo de lástima por haber contestado un día después de nuestra salida.
<Parece que tu nombre también se relaciona con tu personalidad.>
<Sí, ten lo por seguro.>
<No será fácil conquistar te ¿eh?>
<La verdad no.>
¿A él realmente le gustó...?
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Próximo capítulo, sabremos lo que siente James. Wii 👀
Y como creo que aún no lo saben, se los voy a decir. Kiara actualmente tiene 16 años y lo que leyeron fue un recuerdo de su pasado que sucedió hace 4 años.
Au revoir, pequeños bipolares.💕