Capítulo 8. La extraña mujer

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Eh aquí un de-repente estoy con mis ojos cerrados   y mis oídos bien abiertos escuchando una melodía como de un ángel, sonaba al instrumental del sonido  los animales del bosque, sonido de sirena posada en el mar. Una vos de mujer, una canción jamás escuchada. Era tan raro entonces.

Abrí mis ojos y estaba en los senos de una mujer tan bella, era tan bella y reluciente aquel rostro. Esa mujer estaba descrita como perfecta según mi mente, ella me enamoro al instante que me deje caer en el regazo de sus piernas, mientras ella me acaricia el cabello, canta su música de diosa. Ella es perfecta como de mi edad.

Estábamos enamorado los dos sin ninguna razón, éramos el uno para el otro, éramos par de niños locos. El tiempo era lo de menos y nos perdíamos mirándonos a los ojos  perdidos en un milenio. Sus labios eran tan suave tan dulce que me hacían saciar el hambre, calmaban mi sed y no permitían que mis labios se secaran con el viento.

"todo este amor era perfecto que no habían días que no hubiera sexo" 

Su pasatiempo fue mi pasatiempo, era el de cazar bestias y reyes. Anduvimos por varias tierras, reinos universos, hasta viajamos por el tiempo; cabalgamos por pegazus, unicornios, dragones, dinosaurios, navegamos con los hijos de los leviatanes; nos subimos a naves para viajar por estrellas, mundos y planetas. Éramos los guerreros legendarios.

Lo extraño jamás conocí si nombre ni la especie de su descendencia. Mi mente ya comenzaba dudar, pero cuando ella cantaba calmaba mi duda y me hacía sentir seguro.

Un día después de cien milenio de sexo con ella en el valle de las hadas mi mente vuelve a reaccionar en dudas   y  eh aquí una vos que no era la de mi amada me llamaba y yo corrí a atenderla.  

Esa vos me decía llorando:

- ¡ven ya es hora! ¿Qué esperas, es hora de despertar?

Yo acudí a aquella vos mientras la mujer linda y hermosa se convertía en un demonio, un inmenso demonio. Su bello rostro se había desfigurado. Ese demonio invoco millones de armas que me apuntaban, no me importo yo corrí y acudí esa vos. Corrí tan lejos que logre ver una espada y la tome. 

Tome la espada, la apunte arriba en forma de ataque y defensa mientras millones de armas, dardos, flechas y balas impactaban mi vida. La espada en un de repente me hablo y no pude captar  sus palabras. La espada tenía la vos de mi madre la cual no recuerdo su rostro. Luego desperté.

Eh despertado amarrado en las raíces de un árbol, siento que soy abono para tal árbol lleno de rosas iguales a aquella que me seducido. A  lo cerca está mi vieja espada que encontré en el mundo putrefacto. Tome la espada con gran debilidad y corte las raíces de ese gran árbol.

Tengo la sensación de que estuve enamorado, quizás  estuve soñando mientras estaba amarrado al árbol. El árbol fue derribado por mi espada y estando en el suelo sus rosas se marchitan, sus raíces se pudren y el jardín se seca, la isla desborona en pedazos y caigo al vació.





  




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