Episodio 3: Operación cupido.

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N: ¿Qué haces aquí?

S: ¡Debería ser yo la que se sorprenda de verte a ti aquí!

N: Estudio en la facultad igual que tú, y vengo...

S: Salvo que esto no es la facultad... sino los dormitorios. Y... me parece que este pasillo solo conduce a las habitaciones de las chicas. (Se ha pasado la mano izquierda por el cabello con una sonrisa sarcástica. Después ha empezado a juguetear con uno de sus piercings de la oreja.)

N: Venía a visitarte. Evidentemente.

S: Eh, vale, aquí estoy. ¿Qué querías decirme?

N: Para saber de ti. Simplemente me aseguro de que sigues viva.

S: Es muy amable. Como ves, sigo viva, entre el trabajo y las clases. Mi día a día es de lo más normal.

N: Si quieres animar tu día a día, ya sabes donde encontrarme, Sucrette. Me encantaría prestarte ese servicio.

S: Mmm, ya me encargo de animarme la vida, no necesita que vengas tú a aportar tu grano de arena.

N: Lástima, ¡no sabes lo que te pierdes!

S: O, más bien. TÚ no sabes lo que te pierdes.

N: Es muy posible.

S: Bueno y si no, nunca te veo por la facultad... ¿No vas a clase? ¿Por qué te has inscrito?

N: Es la única forma que he encontrado para hacerme con el dinero que mis padres habían reservado para mis "estudios". Lo utilizo para disfrutar de la vida un poco más.

S: Después de todo, haces lo que quieres. Solo espero que no te arrepientas de tu elección.

N: Oh, vaya tono tan serio de repente. No te preocupes por mí, pequeña Sucrette. Soy muy consciente de las decisiones que tomo.

S: Esperemos.

N: Eres muy mona cuando te preocupas por mí, no dejes de hacerlo.

S: (He fruncido el ceño y no he añadido nada al respecto. No merece la pena entrar en su jueguecito. Han pasado unos segundos antes de que se me ocurriera cómo seguir.) Y, si no, ¿qué haces la semana que viene? (Es lo primero que se me ha ocurrido.)

N: ¿La semana que viene? ¿Estoy soñando o me estás invitando al concierto del rockerito del pelo rojo?

S: (Lo he dicho por decir, sin pensarlo.)

N: Irá toda la ciudad, nunca hay una razón de peso para perderse una velada tan prometedora. Aunque se trate de Castiel...

S: ¿No hablas con él desde el instituto?

N: Como si alguna vez nos hubiéramos llevado bien...

S: Es verdad, siempre estabais a la gresca, pero, al final, todos vivimos buenos momentos juntos.

N: Me da la sensación de que tú y yo no hemos vivido los mismos años.

S: Qué exagerado.

N: No, en serio, para mí, el instituto nunca tuvo nada bueno...

S: (Nos hemos mirado un instante sin decir nada. No necesitamos palabras para entendernos. Yo estaba ahí para él en esos difíciles momentos. Esos dolorosos momentos me han venido de golpe, muy claramente. Ha desviado la mirada.) Y, entonces, ¿vas a ir con alguien? No se... podríamos ir juntos.

N: En cualquier caso, voy a ir... que sea contigo o sin ti, no cambia mucho la cosa, después de todo.

S: Muy gracioso, no quiero obligarte, eh.

Corazón de Melón en la Universidad. Ruta Nathaniel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora