Pensaba una noche en la adrenalina que podría correr por mi cuerpo al hacer algo peligroso, fui invitada a una fiesta esa misma noche por mis dos mejores amigas, la verdad no estaba de ánimos, pero a la vez mi cuerpo me pedía quemarme en el infierno literalmente, acepte y me puse un vestido corto, tacones altos y pelo suelto, no tanto maquillaje por qué como soy me consideró más que hermosa.
¡Nadie me esperaría, pues solo vivo con mi gato Tobías le deje comida y agua suficiente, así que estaría bien sin mí, mis amigas pasaron a buscarme y todo perfecto!! Al llegar al lugar estaban estacionados algunos carros de personas que para nada conocía.
Entramos al sitio y mire a mi alrededor y al voltear nuevamente mire al mostrador y allí estaba aquel Uy hombre Moreno, de brazos venosos, camisa negra, pantalón azul, zapatos negros, y sonrisa penetrante. Su mirada se cruzó con la mía y sentí el fuego del infierno atrapado en mi cuerpo.
Esa noche estaría en la lista del mal, pues creo que cometeré un delicioso pecado. Mis amigas y yo bailamos, tomamos, reímos y más pasaron las horas y veo que aquel hombre se acercó a mí y me invitó a bailar Rico aroma que salía de él, bailamos hasta más no poder su cuerpo, Rozaba el mío y sus manos tocaban mi sintiera Con delicadeza, mientras sentía como mis pensamientos pegaban. Paramos de bailar y nos miramos fijamente, salimos por detrás y en el callejón, Entre besos apasionados, caricias, y apretones me puso de espaldas, yo era su lujuria en ese momento y el mi pecado y momento de placer.
Me hizo tan suya en ese instante que todo fue adrenalina pura, movimientos de aquel semental que no había tenido anteriormente, hizo que entre mis piernas corriera aquel líquido y mis piernas temblaban. Al terminar beso mi espalda suspiro fuertemente mientras agarraba mi cintura fuerte subió mi interior y me dijo, espero repetir la ocasión.
