Luciernagas

67 17 9
                                    

Sabía definitivamente deliciosa.
Agua, era agua, pero definitivamente no era agua de mar.
El jóven kim se había lanzado a un lago que por alguna razón se encontraba en la isla. El agua se veía tan transparente y pura, que el solo tomó agua con sus manos y sorbió sin pensarlo.
Ese sorbo de agua había sido el mas delicioso de su vida.
¿No se supone que no debería saber a nada?

"Si la perfección tuviera un sabor, sería sin dudar éste"

Namjoon se recostó un momento.
Había tomado tanta agua que sentía y escuchaba el líquido moverse dentro de su estómago.

El muchacho respiró profundamente, mirando hacia el cielo rosado por las nubes.
Por un momento, el chico agradeció haber quedado atrapado en ese lugar.
Estaba cansado.
Simplemente cerró los ojos y poco a poco sus pensamientos se convirtieron en dulces sueños.

Al chico a veces le pasaba que mientras dormía escuchaba que alguien tocaba su puerta, o lo llamaba.
Vivía solo y eso le asustaba, pero no le tomaba importancia. Siempre pensó que sería su imaginación o que lo estaba soñando, aunque curiosamente eso siempre lo despertaba.

《Levántate》

Namjoon frunció la nariz al sentir un cosquilleo. Escuchaba una voz pero se sentía tan bien que ni siquiera le tomaba importancia.

《Rápido, ¡se escapa!》

El vuelo de un insecto de alas pesadas cerca se su oreja izquierda lo despertó.
Abrió los ojos y vio algo en su nariz.
¿Tenía eso luz?
Sopló hacia arriba, haciéndo volar aquel insecto.
Una luciernaga.
Recordó lo que había escuchado hace un momento.
Por un momento, aún un poco dormido pensó que la luciernaga le había hablado.
Enfocó su vista en las estrellas; el cielo estaba negro y despejado.
Volvió sus ojos hacia la luna también.
Estaba amarilla y se veía muy grande.

El viento pasó suavemente moviendo su cabello, lo que lo hizo voltear hacia la derecha por inercia, al no querer que el viento resecase sus ojos.
Miró su mano.
Había una mariposa de alas azuladas posada en ella.

"Que lindo"

De niño nunca le habían gustado las mariposas, pero eso por alguna razón le pareció muy bello.
La mariposa voló, y él decidió al fin levantarse.
O bueno, almenos levantó su torzo para ver lo que había en frente suyo.

Y ahí, sentado lo miró.

Abrió y cerró los ojos varias veces, enfocando bien su vista.

¿Había estado observándolo mientras dormía?

Su cabello estaba iluminado por la luz sorprendentemente fuerte de la luna.
Sus piel clara y su cabello blanco hacían resaltar esa boca tan roja que tenía.

《¿Quién eres?》

Y escapó.

El Eco De Las Flores De CerezoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora