No Somos Los Únicos

Capítulo 5

Volaba desde lo más alto donde los humanos normales no lo pudieran ver. Su nave de emergencia  impendía que los radares que tenían los terrestres lo captaran era prácticamente invisible para todos, viajo rápidamente, su velocidad le ganaba por mucho a los aviones terrícolas pero sabía que no  iba a poder usar la nave de emergencia si quería mantenerse oculto.

Lo primero que debes hacer al llegar un lugar desconocido es tratar todo posible de no llamar la atención y evaluar la situación de tu entorno.

Fue lo primero que aprendió en sus primeros viajes, algunos planetas no eran pacíficos.

Una enseñanza que casi le cuesta la vida, pero que aprendió muy bien.

Se tira de la nave cuando ya está más cerca  del suelo ve como sigue volando sin necesidad de él siguiendo las coordenadas hacia un sitio, su propósito era dejar una pista falsa sobre su paradero. Según la información proporcionada por los que lo contrataron en el anterior planeta los humanos no eran plenamente conscientes que había más vida en otros planetas  pero tenían un grupo organizado que se encargaba de cualquier individuo que entraba en su territorio, según no eran muy amables con otros visitantes.

Los humanos eran seres tan normales, tan mortales que buscaban poder en otras razas superiores a ellos para conseguirlos preferían investigar y su investigaciones consistían en experimentar con los visitantes de dos maneras vivos o muertos.

Creyendo que en su cuerpo se escondía el misterio de su deferencia.
Por eso había creído que se encontraría con  una raza cruel, odiosa resentida por no poseer poder, ser tan mortales, poco avanzados en tecnología comparados con otros planetas.

No se encontró con nada parecido para su decepción, además estaba esa humana la del bosque que le demostró cuan débiles eran,  se podían morir  con  tanta facilidad recordó al planeta 2, así lo llamaba él ya que fue el segundo planeta que estuvo poseían bastante poder es una raza con unos genes beneficiosos, una raza temible si a ellos se le ocurría dominarlos sería muy fácil acabarlos y someterlos.

Había terminado al frente de una casa campestre, al parecer se encontraba lejos de las zonas urbanas, de las ciudades y por ahora era lo mejor se había alejado bastante del lugar que debía aterrizar y tenía que volver a organizarse.

Se paró delante de una puerta, siguiendo la información que tenia de la zona sabia que ahí había alguien esperándolo, antes que tocará la puerta se abrió y había una mujer.

—Asi que fuiste tú el que me contacto—le mujer tenía el cabello  negro era muy alta los humano la veían como una mujer normal pero el sabía que como el ella también venía del espacio—. Entra llevo rato esperando.

El entro con tranquilidad, cuando le encargaron la misión sabía que llegar el planeta tierra iba a ser difícil así que tuvo que buscar un contacto que lo ayudara.

—Solo algunos escogen el planeta tierra como residencia, y casi todos con la misma razón huyen.

El la miro fijamente y su ojo izquierdo se volvió negro

Escaneando

Identidad: desconocido .

Ella sonrió divertida por lo que el trato de hacer, el que le hablo de ella, la llamaba Keira nadie sabia de que planeta pertenecía, ni quién era realmente solo que con una buena suma de dinero era capaz de ayudarte a entrar el planeta tierra sin ser captado por los radares y ayudarte a darte una identidad.

Muchos que buscaban un lugar donde esconderse la contactaban.

—Por poco te descubren y por poco también mueres.

—No muero con facilidad

—¿Asi que lo rumores sobre ti son ciertos?

—No estoy aquí para hablar—dijo el en tono amargando ella volvió sonreír divertida

—En la mesa está tu indetificacion —el abrió su mochila y le tiró una cajita de metal pequeña la mujer la atajo en el aire, los ojos le brillaron hambrientos y felices sosteniendo la caja, luego carraspeo tratando de ocultar su felicidad—el lugar es tuyo mientras te quedes o mueras, fue un placer hacer este trato contigo, ah y una cosa más no utilices tu dones o ellos te encontrarán.

Sin decir más nada paso a su lado y se fue.

**
Se encerró en una de las  habitaciones y saco la Tablet de su bolso distintas pestañas fueron abriéndose mapa, nombres, lugares quito cada una de ellas se suponía que debía de aterrizar en un pueblo llamado Harenville donde fue la última vez que se detectó el artefacto pero termino bastante alejado de la zona.

El propósito de su misión de ir a la tierra eran dos cosas; conseguir un artefacto poderoso que cayo hace muchos años en la tierra y eliminar a una escoria que se encargaba de destruir cualquier lugar a donde iban con sus seguidores, es una raza maligna que como el no pertenecían a ningún lugar, la diferencia es que ellos viajaban destruyendo planetas como si fueran plagas o fenómenos naturales, eran destructores por diversión se centraban en aquellos planetas que creían competencia, se encontraban en la tierra solo por una razón buscando el artefacto igual que él aunque no le extrañaría que dentro de poco comenzaran acabar con el lugar por pura diversión.

Sabía que iba a ser un trabajo horrible, quizás terminaría muerto tratando de conseguir una cosa que no sabía exactamente que era y matar a su líder que llamaban el devora mentes o los exiliados nadie los quería y algunas razas le temían.

No solo era un viajero que no pertenece a ningún lugar si no también un cazarrecompensa Intergaláctico.

Hacía toda clase de trabajos peligrosos, con una sonrisa recuerda cómo fue presentado la última vez en el anterior planeta donde le encargaron la misión más peligrosa de su vida.

El es Cariel, el viajero intergaláctico.

Ofrécele riqueza y este cruzara  galaxias para cumplirlo no hay nada que él no pueda hacer, ni a nadie que no se pueda enfrentar.