Capitulo 12

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Era hora de irse.

Eva sabía que si quería sobrevivir, mantenerse a salvo tendría que estar en movimiento y si todas sus cosas estuvieran en el carro y no la habitación del hotel, ya fuera comenzando su viaje sin pensar tanto, sin complicarse tanto. Era consciente que no duraría tanto buscando sus cosas, ni siquiera una hora en la habitación donde había dormido la noche anterior pero cada segundo era importante para ella.

Era un minuto menos para su escape, para planear la manera de salvar a su padre.

Lo bueno de ir a su habitación era que podría aprovechar para darse un baño y tomarse una aspirina, desde el accidenté en el bosque su dolores de cabeza se volvían más insoportables, siempre había vivido con terribles jaquecas sim embargo esos días eran aún más intensos. Cuando entro a la habitación miro la cama con anhelo deseaba echarse una siesta no había dormido nada bien en la noche ¿Quién lo haría con un padre desaparecido? No se entretuvo camino hacia la laptop de su padre y se dispuso a pasar toda la información a un USB, mientras miraba la hora en su teléfono aunque todos los seguros estaban pasados y todas las ventanas cerradas con las cortinas pasadas no se sentía segura, su padre le advirtió que alguien la iba a buscar.

Se mantenía en guardia pediente de cualquier comportamiento extraño, pensando que algún momento alguien iba aparecer para llevársela.

Tenía que mantenerse en marcha, complicarles las cosas para que perdieran su rastro, es lo primero que pensó que debía hacer. Si se quedaba en un solo lugar al final terminarían encontrándola, como los agentes de la ASPET encontraron su casa en el pueblo de la misma manera terminarían yendo a su departamento, sus horas estaban contadas para escapar y esa misma noche lo tenía que hacer.

Ella se levantó de la silla y camino hasta el baño mientras agarraba su cabeza. Entro al baño abrió el grifo y dejo que la bañera se llenara con agua fría, se tomó una pastilla para el malestar luego abrió el frasco de sus vitaminas y miro su reflejo en el espejo del lavadero hizo una mueca se veía horrible, enfermiza, demacrada y con ojeras oscuras como si llevará días sin poder dormir, desde niña era muy enfermiza y era porque casi todo el tiempo estaba anémica. Meses antes de que su madre se muriera por el cáncer, esta había llegado con un frasco de vitaminas y le dijo que tendría que tomarlas de por vida su madre al principio se encargó de que ella se las tomara, luego cuando murió su padre asumió el rol de recordarle cada vez que podía a pesar que ya era prácticamente una adulta lo siguió haciendo.

De repente su vista se volvió borrosa y sintió como todo se movía a su alrededor, el frasco de vitaminas cayo al lavadero y luego al drenaje la había perdido todas se sostuvo como pudo a la pared y sintió ganas de vomitar cerro sus ojos tratando de calmarse, ese bendito malestar la había estado martirizando desde que se despertó en el motel había momentos donde se sentía completamente enferma, cansada pero a los minutos se le pasaba el que si perseveraba era el maldito dolor de cabeza. Miro la pastilla se sentía solo un poco mejor y se dijo que tendría mas en su bolso se quitó la ropa y entro a la bañera. Cerró sus ojos por un momento mientras soportaba aquel martirio y se fue hundiendo poco a poco en la bañera. Recuerdos de cuando estaba pequeña vinieron a su cabeza de su madre.

-¡Mami apresúrate dicen que hoy hay un eclipse! -su madre sonrió y camino más rápido con la canasta y las mantas. Era tan hermosa con su cabello rubio largo, facciones delicadas y esos ojos negros pero hermosos siempre trataba de recordarla así resplandeciente de vida y no de la manera como la vio en sus últimos días.

-Ya voy Eva -respondió, hasta su voz es melodiosa. Cuando estuvieron en lo alto de la colina Eva miro el cielo nocturno y la luna fascinada, su madre sonrió a ver lo encantada que estaba- ¿Es hermoso no?

No Somos Los ÚnicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora