Capítulo 11

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[Foto en multimedia: Einer Einlösen]

  PD: Cuando me imaginé la apariencia de él, inmediatamente se me vino a la cabeza Reiner (sí, incluso sus nombres suenan casi igual xD). Así que pensé que podrían ser el "mismo" físicamente y bueno... Encontré esta foto y me gustó mucho.

                                                                  ➹➷


   Dos de los reclutas tenían a Tris sostenida mientras ella se movía frenéticamente y los ojos se le llenaban de lágrimas.

— Grisha, ¿de verdad quieres hacer esto? —pregunto, aunque mi voz suena más como un pedido de súplica.

Aun así, los soldados se miran entre sí y Grisha se da cuenta.

— Acuérdense del trato —dice, fulminándolos con la mirada.

  El primer golpe es para Tris y sus sollozos me provocan un vuelvo en el estómago. Intento avanzar hacia ella, pero los otros dos me agarran también y miro a Einer con la esperanza de que haga algo, de que diga que se detengan.

  Pero no hace.

Cada golpe que le dan a Tris me parte el corazón. Sus piernas tiemblan y tiene el rostro manchado de sangre y lágrimas mientras que Grisha ríe

— ¡Basta! —grito con desesperación. — ¡Es suficiente, joder! ¿Querías ganar? ¡Has ganado!

  Pero ellos siguen dándole puñetazos en el rostro y ella está por caer al suelo hasta que las manos de un soldado la sostienen. Sus ojos encuentran los míos y me hacen sentir que soy una inútil y que todo esto es mi culpa.

  <<Perdón>> quiero decirle. Pero ella sonríe un poco, como indicándome que no hay nada que hacer y que esto es una putada. Y aun así el soldado le da tal bofetón que el otro no puede sostenerla y cae al suelo para recibir una patada que la hace gritar.

  Siento que la adrenalina recorre cada parte de mi cuerpo y la uso para mover la pierna lo más rápido que puedo para enroscarla en el que me tiene agarrada. Le doy un codazo y me suelta y es entonces cuando me abalanzo a él y lo golpeo tantas veces que siento que mis nudillos están en carne viva.

<<Quiero seguir golpeándolo>>, es todo lo que puedo pensar. O al menos hasta que siento como unas manos se enredan en mi cabello y me tiran hacia atrás.

— ¡Suéltame, hijo de la gran puta! —grito mientras doy patadas, mientras forcejeo y hago todo lo posible por zafarme.

  Sin embargo aquella mano envuelve mi cuello con tanta fuerza que me duele la garganta. Siento que la respiración se me entrecorta y el miedo comienza a dominarme.

— ¿¡Por qué haces esto, Grisha!? —pregunto entre jadeos.

  Ella avanza hacia mí y me mira como si fuese una presa fácil. Y lo soy, porque lo único que puedo hacer es retorcerme mientras escucho los gritos de Tris.

— Porque odio a las personas como tú —dice, golpeándome en el abdomen—. Odio a las personas que se meten en mis asuntos y odio a las personas que se creen héroes. ¿Crees que por ser la sobrina del comandante tengo que tratarte como si fueses una princesa? ¿Crees que eres una especie de héroe por dejar que te golpeen? Sólo eres una mierda.

  Ella vuelve a golpearme y esta vez soy yo la que suelta un quejido de dolor.

— ¿Crees... que por defender a otra persona soy una mierda? —digo, entre jadeos. — Mírate. Estás golpeándome cuando ni siquiera puedo defenderme, ¿qué tan pedazo de mierda... hay que ser para eso? Eres... patética.

Las alas de la libertad [1] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora