–Estamos aquí con Ezequiel Sabe, el único hombre que jura ser testigo del avistamiento presentado el 25 de Junio del año en curso. Diganos don Sirilo, necesitamos saber más sobre este evento sin precedentes.
–Ezequiel, jeje, mi nombre es Ezequiel, Ezequiel Sabe...
–Sí como sea, cuéntenos que es lo que vio
–Con gusto señor, pero...
—¿Qué pasa señor? No me diga que es una farsa para creer en sus mentiras
–No, jeje, verá...estem...¿Cree que podamos quitar estas líneas antes de todo lo que digo, es que no sé que son y pues...
–Ah, ya ya, quiere su momento de fama. Flaco, quita los guiones largos, dejemos que pruebe el poder un poco este señor, hazlo narrador.
Era tempranito, el solecito calentaba y las gallinas se guardaban bajo las enaguas el montón de huevos sin fecundar que protegían como si lo estuvieran. Uno se mira el rostro en el reflejo del agua que jala del río en una cubeta que todos los días varía su contenido, se sacude el pasto que se le pegó en el campo al llevar a los animales a la pastura y de la nada mira un bulto disparado hacia el cielo, después de eso escucha los gritos de la mamá buscando a su hijo y nadie le contestó, su huerto estaba vacío, en cuarto del astronauta su ropa estaba planchada y acomodada en sus cajas, camisas, playeras y zapatos acomodados en el mismo lugar pues la ropa aquí es lo de menos.
La mamá sigue buscando a su hijo, todos los días busca en la comisaría si hay datos del Eugenio pero nada, apenas van 5 días señor oficial, seguro que el fin de semana ya aparece y pos sino ya se le pasará el chillido a esa mujer, sino es el chillido será el dinero para fotocopiar los volantes, ayer vi a la señora, me dio este papel que pa' que nos comuniquemos si vemos al Geno pero pus es algo bien tonto porque este lugar está muy chiquito, aquí si podemos comunicarnos de viva voz.
La mamá le llora y para poner peor el asunto se lastimó un ojo, seguro que todos pensarían que fue el Geno, el muchacho era tranquilito pero es de esos de los que más hay que desconfiar.
–¿Por qué creé que el joven a despegado? ¿Qué le asegura que fue el quien despegó?– preguntó el entrevistador y al escuchar que lo incluía a mi narración agregó –señor, eso no es necesario... –continuó y lo interrumpí de nuevo, era mi gran momento frente a la audiencia, la tía ya había tenido su momento y la otra vez le vi paseando en su nueva troca del año.
Preguntar el porque de los despegues es ignorar la situación que estamos viviendo, la gente se escapa por falta de recursos, por un futuro mejor o por lo inusual del lugar, aquí no se prospera, las telesecundarias se han quedado sin energía eléctrica y hace mucho que no mandan docentes para las primarias, que porque no hay recursos dice el presidente municipal que se pasea con su guayabera bordada por artesanos oaxaqueños, que ya nadie quiere venir que porque matamos gente, que porque nos apegamos a Dios antes que creer en el gobierno, que porque no valemos nada, y es gracias a ese significado tan nulo hacia nuestra comunidad que nos aferramos a Dios, por su mensaje equitativo y esa idea de justicia por mano propia... De pronto, ignoro lo que hace un narrador, no sé de estas cosas, hablo fluido porque los abuelos tenían que vender ganado gracias a las palabras refinadas que les gustaba escuchar a los falsos ganaderos, esos que mandan a criar por terceros sus bueyes y que después venden en millonadas, hay verbo pero mucho del verbo no sé ni que significa, sólo suena bonito.
De pronto me arrodillo y empiezo a rezar con las manos en la cámara, el camarógrafo enfoca a su compañero y este le hace señas para que me grave, en este momento y con el tema de Eugenio me he vuelto morbo y reso:
Padre nuestro de todos nosotros, ¿acaso no es suficiente vivir en este infierno? ¿Te resulta tan fácil vendernos la idea de una tierra prometida, para que nos sigamos jodiendo sin recurrir al suicidio?
Padre nuestro de todos nosotros, ya somos muchos, tantos que nos estamos matando a sangre fría para sobrevivir, estamos migrando y a las ciudades les parece una moda muy buena a la cual rendir tributo, padre nuestro que estás en los cielos, ¿acaso no ves el morbo con que nos juzgan? ¿No vez la manera ciega en la que se idolatra nuestra miseria?, no sientes padre nues...
—Eso es todo, regresamos al estudio Ruben— los cinco minutos de fama de don Ezequiel habían terminado, pero la fama de Tepetongo aumentaba en turismo al mismo tiempo que lo hacían las veladoras en el portón de la mamá de Eugenio, todo aumentaba, aumentaron las marchas y a su vez los grupos de choque, los bancos de alimentos y albergues a diestra y siniestra como tiendas Oxxo.
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Luna
ChickLitCuando Eugenio Santiago salió de la Tierra a la Luna se hizo un escándalo mundial . Gente quería ser como él, otros le odiaban y unos más estaban atentos a los medios por el morbo que les causaba la desaparición de un joven.