Capítulo dos: Física.

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Nathan

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Nathan.

Suspiré por milésima vez mientras borraba lo que había hecho del ejercicio de física. Hacía una hora que intentaba hacer los ejercicios, pero no entendía nada. Física jamás será mi mejor materia, todavía me pregunto cómo hago para probar. A veces me sorprendo de lo bien que me salen los machetes.

— ¿Física, otra vez? —pregunta mi hermano divertido mientras se sienta frente mío. Asentí y tiré el lápiz a un lado cansado.

— ¡Esa materia es una porquería! —exclamé.

— ¡Te escuché, niño! —grito mamá desde algún lado de la casa.

Rodé los ojos mientras mi hermano mayor se reía de mí. Ya me iba a reír de él cuando mamá se enteré que rompió su jarrón nuevo. Aunque Jayden, mi hermano mayor, tiene veintiocho años a veces tiene la mentalidad de un nene de cinco años.

— ¿Cómo van las clases, enano? —preguntó mi hermano.

—Excepto física —él se rió—excelente —respondí encogiéndome de hombros.

—Me alegro —dijo levantándose de la silla, lo miré confundido.

— ¿Está es nuestra conversación? Que hombre de pocas palabras eres hermano —dije, sonrió divertido.

—Debo irme a casa, le prometí a Piper que haría la comida hoy y no compré nada —comentó y asentí comprendiendo. Piper era mi cuñada y la adoraba.

—Bien, nos vemos el sábado —asintió y después de despedirse de todos, se fue dejándome con las malditas fórmulas de física. Suspiré derrotado, pero no me daría por vencido.

***

A la mañana siguiente, llegué a la escuela y fui en busca de mi mejor amigo que estaba charlando con uno de los chicos del equipo de fútbol. Al verme, se despidió y vino hacía a mí con una sonrisa en su rostro.

— ¡Hermano! —me dio un abrazo apretándome muy fuerte dejándome casi sin aire.

—Aire —dije apenas y me soltó por lo que pude respirar con normalidad. —También te extrañé, aunque nos vimos ayer —dije entrando al colegio con él a mi lado.

—Que mala onda —dijo —En fin, ¿irás el viernes a la fiesta? —preguntó apoyándose en el casillero que estaba al lado del mío.

—Creo que sí —respondí sin darle demasiada importancia.

—Excelente, porque dicen que está fiesta será una bomba y no me que la quiero perder —dijo y reí al verlo tan entusiasmado. Antes de que pueda decirle algo, alguien tosió detrás nuestro. Nos giramos y vimos a una pelirroja mirar mal a mi amigo que la miraba confundido.

— ¿Te podemos ayudar en algo? —pregunto Jason.

—Muévete —respondió entre dientes la chica.

Tres razones. PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora