INQUIETO DE TANTO DESEARTE

Capítulo 2: Incertidumbre

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Agotador... Realmente agotador.

No sé cómo llevar esto.

No soy una clase de Romeo para tratar a las chicas como princesas.

Sonrió cómo puedo y las saludó para no ofenderlas o crean que las ignoró.

Algunas son muy lindas, debo admitir.Tal vez deba tratar de entablar una conversación más "normal" con una.

¿Cuánto falta para las clases?

Mis mejillas no pueden estar más rojas ahora que tengo unos lindos presentes en mis manos.¡Oh Dios! ¡Di algo lindo! ¡Di algo lindo!

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En los amplios pasillos de la escuela, un joven de cabellos semi revueltos alzó uno de sus brazos atras de su cabeza mientras esbozaba una sonrisa hacia la muchacha de cabellos castaños que acababa de darle un pedazo de pastel de chocolate y unas galletas minuciosamente decoradas con glaseado.

Después de haber pasado toda esa escena en la entrada de la escuela, ambos chicos estuvieron hablando de manera amena mientras caminaban hacia su salón correspondiente hasta que aquella muchacha se aproximó a ellos y llamó al mas bajo para entregarle un pequeño presente con una gran sonrisa en su rostro.

- ¡Gracias, Ran! Se ven deliciosos - dijo el ojilila causando un tierno sonrojo en la chica.

- No me lo agradezcas, Ichi - soltó una leve risa - Después de todo, me ayudaste mucho con la infografía de Historia. Me salvaste de una muy grande.

- Descuida, ¿Para eso están los amigos, no?

Ichimatsu se golpeó mentalmente. Eso no era lo que quería decir realmente.

- S-Si... Amigos... - su voz sonó más bajo de lo usual.

La mirada de la joven por un momento perdió brillo, se sintió algo estúpida por hacerse ilusiones.

Eran solo compañeros ¿Que esperaba?.

Cuando iba a agregar algo más una mano se posó delicadamente en su cabeza causando que su mirada se cambiara a una de confusión hacia el chico.

- ¿Me pareció ver una cara triste? - el ojilila acarició delicadamente los cabellos ajenos para luego formar una sonrisa en sus labios - Vamos Ran, sonríe...

El rostro de la castaña se impregnó de todos los tonos rojizos. Sintió un saltó en su pecho al ver nuevamente al ojilila. ¿Acaso lo que veía a su alrededor eran estrellas?.

- ¡S-Si! ¡G-Gracias, Ichi! ¡Espero que te guste el pastel!

La chica corrió avergonzada hacia uno de los salones para ocultar su repentino nerviosismo de Ichimatsu, a lo que esté no pudo evitar dejar escapar una pequeña risita al ver eso.

- Eso si fue muy bueno. Gran trabajo, Ichi.

Detrás del ojilila, el moreno le dio unas palmadas en la espalda orgulloso de la escena que acababa de ver. Estuvo escuchando con una leve sonrisa juguetona aquella conversación ajena mientras fingía mirar hacia otro lado para no interrumpir.

- Aprendí del mejor - respondió burlón y volteó hacia el moreno.

Continuaron con su rumbo volviendo a hablar sobre diversos temas siendo acompañados más adelante por su grupo de amigos.

Era algo de todos los días.

Ichimatsu en tan solo dos semanas se volvió muy popular en la escuela por su tratar y apariencia. Dentro de ese transcurso de tiempo, conoció a Yanagida quien al ver su potencial en el voleybol, lograron hacerse muy buenos amigos.