19 Confesiones

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Tom se separó de nuestro beso. Me miró a los ojos y nos sonreímos.

Fue él, el que se acerco a abrir la puerta.

—Siento interrumpir Tom, la fiesta en casa de Chris Hemsworth se traslada a la de Robert... quieres que le confirmemos si vamos a ir a la fiesta en Malibú—Oí la voz de Hellen.

—¡Oh dios! ¡Es verdad! Se me olvidó llamar a Chris. Claro que iremos.

—¿Iremos todos?— Preguntó con curiosidad y sabia que se refería a mí. Tom se giró hacia a mí y me miró.

—¿Quieres que vaya?— Fue lo único que se me ocurrió preguntarle, él asintió— Si quieres que vaya iré.

—Confírmale que llevo acompañante. Y muchas gracias por recodármelo Hellen. Eres un cielo, Nos vemos mañana, buenas noches— Y cerró la puerta educadamente. Sabía que a cada paso y a cada decisión que Tom tomara, y eso me involucrara, a Hellen no les gustaba. Me estaba ganando una enemiga y ni siquiera le había hecho nada.

No estaba en condiciones de aguantar nada más, cogí mi copa de vino y me acerqué a la cama. Me senté en ella y me la seguí bebiendo. Él estaba de pie en la puerta, mirándome. Su lucha interna era igual o superior a la mía. No sabía cómo no había caído redonda aún; el alcohol te daba ese punto de valor que en sentido normal no tendría. Aun así, reserve todos mis pensamientos y sentimientos para mí. Tom se acercó a la mesa, cogió una fresa y se la comió, también cogió su copa de vino y se sentó en la cama conmigo, pero en el lado opuesto, dejando bastante espacio entre nosotros.

—Mañana vas a conocer a tu vengador favorito— Se limitó a decir mirándome con una sonrisa oculta entre sus labios.

—¿A quién? ¿Loki?— Y eso lo pilló con la guardia baja, se sonrojo bastante. Finalmente se rió de mi pregunta y me miró.

—¿Así que Loki es tu vengador favorito?

—Sí— Dije rotundamente y sonreímos los dos. —Técnicamente no es un vengador, pero tampoco es un villano... así que es mi favorito del Universo— Esta vez me reía y él solo me miraba. Estaba claro que aquello le hacía gracia— Aunque esto ya te lo habrán dicho cientos de veces.

—Sí, debo admitirlo. Es increíble el calor y la energía que puedo recibir de las personas que admiran lo que hago y por ello, amo mi trabajo y la gente que me rodea. Son increíbles.

—Eso es muy bonito... y... ¿Cómo no admirarte?— Solté haciendo un gesto hacia su cuerpo. Se limitó a sonreír, mientras bebía de su copa. Me estaba pasando, en soltarle cosas que pensaba en mi fuero más interno-personal.

—Al final veo que no eres inmune a mis encantos.

—¿Y quién no?— Pregunté incrédula mientras ponía los ojos en blanco.

—Me gustaría saber qué piensas tú de mí, ahora que sabes quién soy— Dijo riéndose irónicamente.

—Supongo que querrás la verdad— Él asintió aún sonriendo—Pues... para el poco tiempo que te conozco... eres una persona con una energía increíblemente buena, es... es realmente fácil poder hablar contigo... creía que la gente famosa era... no sé... Diferente... complicada... pero tú, eres bastante transparente. Te preocupas y eso es bonito— Miré su cara, estaba escuchando atentamente— Es normal que las chicas te griten en los aeropuertos... eres increíblemente alto.— Se murió de la risa— Y tienes unos ojos increíbles... no sé... Creo que me he vuelto loca. Espera... ¿Lo he dicho en voz alta o lo he pensado?

—Lo has dicho— Confirmó él asintiendo con una sonrisa pícara.

—Lo siento, creo que me he pasado en general— Dije poniendo mi copa encima de la mesita que estaba cerca de la cama— Espera, no sin antes saber ¿Qué has visto tu en mi? al fin y al cabo estoy aquí...

—Todo empezó con que no sabías quién era... y con qué te rompí el móvil.— Me reí muchísimo—Me sentía fatal, no miré el camino un momento y de repente te vi en el suelo... y tu energía también es increíble...— De repente se hizo el silencio y no dijo nada más, mordió su labio—¿Por qué me has besado?— Preguntó él juntando sus cejas. Me puse seria y me enderecé un poco

—Solo diré una cosa en mi defensa— Y recuperé el tono jocoso de la conversación, él sonrió— Despiertas tantas cosas en mi... que no sé... no sé... controlarlo.

Dejó su copa en el suelo y rodeo la cama, sin esperarlo, volvió a besarme y no pude aguantar. Me deje llevar, algo que no hacía desde hace mucho. Le quité la chaqueta del traje, él reía. Mientras seguíamos besándonos intensamente, sus manos estaban en mis caderas, pero no hizo nada más.

Me separé del beso y empecé a ver como la habitación se movía ligeramente. Pude ver en su mirada como él sabía que algo no iba bien.

—Hora de ir a dormir— Dijo sonriendo. Tenía un autocontrol envidiable, yo suspiré y asentí.

—Contigo— Pedí mientras lo miraba. Él se señalo a sí mismo— Sí, hora de dormir, contigo.

—No... no voy a dormir contigo— Y yo hice un falso puchero y puse ojos tristes.

—Dijiste que no me dejarías sola. Y es solo dormir, no te estoy pidiendo matrimonio— Tragó saliva en un gesto de nerviosismo, como si le hubiera pillado. Su cara era un poema, no se creía que estuviere recurriendo a su anterior frase. O simplemente no se creía lo que le estaba diciendo.

Asintió con gesto de derrota, se quitó la corbata y puso su americana sobre el respaldo de la silla.

—Voy a por mí pijama... y que sepas que no duermo en pijama. Pero quiero ser respetuoso contigo, así que iré a mi habitación por el— Explicó bastante nervioso, mientras yo me reía de su explicación.

Salió de la habitación y yo también decidí hacer lo mismo que él, fui al baño y me cambié de ropa, me puse mi pijama de verano verde esmeralda de seda y encaje. Sabía lo que hacía al ponerme ese pijama, me metí en la cama y me tapé con las sábanas. Estaba totalmente cansada.

Oí como la puerta se abría y alguien entraba en mi cama.

—Antes de que esta noche acabe, me gustaría saber ¿Qué es lo que más miedo te da en este mundo?— Yo suspiré. La pregunta era compleja y necesitaba también oírlo de él.

—¿También la responderás tú?

—Sí.— Fue un murmullo lo que se escucho en la habitación, pero a mí me valía.

—Me dan miedo tantas cosas... mira, me da miedo el mar... más bien la cantidad de animales desconocidos que hay en él... cuando estoy allí... imagino cosas horribles y es superior a mis fuerzas...— Oí como se reía.

—A mi me pasa igual, puedo estar en el agua pero... cuando estoy mucho tiempo en ella oigo la Banda Sonora de Tiburón— Y nos reímos los dos.

—Me da pánico quedarme encerrada... me explico— Dije girándome en la cama, quería ver su reacción, está tranquilo encima de la cama.— Si tengo algo importante que hacer y por lo que sea me he quedado encerrada en casa... es horrible. También lo pasó mal en los túneles subterráneos, me da ansiedad. Pero nada se puede comprar con la sensación de ser infeliz.— Tom me miraba atentamente, una sonrisa triste se curvo en sus labios, se acerco a mí y colocó un mechón detrás de mi oreja— Tu contacto me mata... ¿Lo he vuelto a decir?

Sonreía como un niño mientras asentía.

—Perdona, no debí decir eso.

—También me dan miedo los espacios muy cerrados. Odio sentirme atado o limitado y no cumplir mi perfección mental me vuelve frío y distante. No dejo que los sentimientos entren mi vida, prefiero buscar una explicación racional a todo, incluso a las emociones. Me da miedo no cumplir mis propios objetivos y decepcionar a las personas que más quiero, pero sobre todo decepcionarme a mí mismo.

Todo lo que dijo se quedo en el aire. Una confesión intima y muy muy personal... no me lo esperaba...Yo no dije nada más y él tampoco.

Always in my mind- Siempre en mi mente 1/3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora