Años atrás...
He vivido en esta casa toda mi vida.
Confieso que algunas veces es un tanto escalofriante, más en los días nublados y las noches lluviosas donde las sombras parecen acechar en cada rincón; sin embargo, es una casa acogedora pese a que la madera recubriendo el piso chirrea en las madrugadas.
No obstante, no puedo quejarme de jalones de pies o cosas que se mueven solas.
En cambio, desde que tengo memoria, la construcción más cercana siempre está a la venta, y las familias que de allí entran y salen no duran más de unos meses. Mi mejor amiga, mi hermana y yo siempre pensamos que aquella era la casa embrujada de las películas de terror que muchas veces temo ver.
Por eso, ahora mis piernas tiemblan al entrar a hurtadillas por la puerta trasera de la mansión, inquietándome con el crepúsculo cerrándose en torno a las copas de los árboles.
Allena está aterrorizada y no la culpo, porque incluso yo, siendo su hermana mayor, me asusto cuando las tejas crujen al ceder con el frío nocturno. Tryana nos obligó a entrar para asegurarnos que, siendo un año mayor que yo, no le espantaban los rumores que nuestros vecinos creían vehementemente.
Tal vez nunca debimos apoyarla en esto...
Caminamos por la sala y la cocina además de subir las escaleras hasta las habitaciones con la noche comenzando a caer sobre nuestros cuerpos, notándose tan sólo oscuridad por entre las ventanas. Me arrepiento en seguida de no llevar linterna cuando Allena y Tryana se separan de mí, notándolo tiempo después al escuchar sus vocecillas susurrantes en la lejanía.
Deambulo sin saber a dónde me dirijo, tropezando tablas sueltas del piso.
La mansión es bastante grande, y soy extrañamente consciente de que me perderé si no las encuentro con premura. Además, no es para nada interesante estar sola entre toda esta lobreguez.
Sumida en mis cavilaciones siento de repente como algo se mueve tras de mí, acentuando el pánico que no demora en asentarse en mi estómago al mismo tiempo que escucho un silencio que me hace pitar los oídos, reemplazando la ausencia de ruido con algún tipo de estática en el aire.
Afuera, los árboles parecen parar con su vaivén; todo deteniéndose abruptamente.
Me paralizo.
Mis piernas estan dormidas y súbitamente siento la respiración de alguien en mi cuello.
Corre, Isis, corre.
Logro moverme un centímetro y girar con rapidez, divisando una sombra alargada antes de sentir que el suelo se aleja cada vez más y mi cabeza golpea contra los escalones.
Caigo.
Nada detiene mi cuerpo rodando por las escaleras.
En algún momento pierdo la razón, sintiendo líquido derramándose por mi espalda, por mi cara. Siento líquido por todas partes. El olor metálico de la sangre genera que el dolor en todo mi cuerpo se multiplique.
Abro mis ojos y vuelvo a ver esa silueta alta y delgada, como de un joven. Lo bueno es que todo deja de girar, y en vez de eso, su imagen es sólida al igual que el suelo frío donde ahora yazco. Lo malo es que él no hace nada por más que me quejo en voz alta.
La luna parece salir de su escondite entre las nubes al iluminar con sus haces plateados el cabello negro de la figura, su silueta recortada por la escasa luz. Alarga por fin una de sus manos, traslúcidas y pálidas, e imito su movimiento.
Justo antes de poder tocar sus dedos escucho una voz. Apenas reaccioné a los chillidos lejanos de Tryana y al llanto de Allena. Sé que son ellas.
―No te duermas, por favor, Iss... ¡Despierta! ―¿dónde estoy? No escucho con claridad.
―Estoy... cansada. Sólo quiero... ―las palabras se oponen a salir y el contorno del chico se vuelve hacia la ventana. Me da la espalda antes de empezar a andar con lentitud―. No. No te vayas... ―gira su mata de rizos negros, pero aún no veo su cara.
La ansiedad se hace conmigo. Quería ver su cara.
¡¿Por qué no puedo ver su cara?!, pensé.
Gemidos lastimeros dejaron mis labios mientras él se marchaba, entremezclándose con el tapizado carmesí de las paredes.
No volví a verlo después de aquello.
O eso creo.
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Detrás de las Máscaras ✔︎
Fiksi UmumCuando la mansión colindante a su casa es ocupada por una numerosa familia luego de algunos años sin dueño, Isis Heid comienza a sospechar. Ellos son muy... Perfectos. Hermosos pero letales, como la más impecable mentira. Además, saben algo. Algo os...