Capítulo 2

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Opté por no decirle nada a mi padre, cuya paternidad ya estaba puesta en duda. Al llegar a la ciudad, decidí buscar un hotel donde pasar la noche, mientras investigaba sobre Angeline Kent, cosa que fue bastante difícil porque no aparecía en ninguna red social. Estaba empezando a desesperarme, por lo que decidí bajar a algún bar a relajarme.

Me ajusté un abrigo y bajé a la recepción.

—Disculpe, ¿conoce algún bar cerca de aquí? —pregunté al recepcionista.

—Sí, justo en frente —respondió amablemente.

Le agradecí y salí, ansiosa por tomar una cerveza que me enfriara los pensamientos. El lugar estaba casi vacío, la música era agradable y la calidez del lugar me hizo sentir como en casa. Pedí la bebida y me senté en una esquina del bar.

Estaba ensimismada en mis propios pensamientos sobre lo extraño que estaba siendo todo desde la mañana cuando una voz familiar retumbó en mis oídos.

—Wow —dijo mirándome fijamente—, no vas a creer lo que voy a decirte, pero llevo varios días soñando con una chica idéntica a ti.

Al levantar mi rostro la vi. Era mucho más hermosa en persona y mi corazón se detuvo un instante. Notó mi cara de estupefacción y sonrió.

—¿Estás bien? —preguntó— Disculpa, no quise incomodarte, solo me resultaste conocida.

Se dio la vuelta para irse y tuve que obligarme a reaccionar.

—No, espera —supliqué—, siéntate —dije con una sonrisa.

Ella me devolvió el gesto y se sentó frente a mí con una cerveza en sus manos.

—Yo, uhm... —Dudé en si debía decirle la verdad o no— Mi nombre es Isabelle —dije estrechándole la mano.

—Angeline —dijo ella con una mirada extraña— ¿estás de visita? —preguntó— No te había visto por aquí.

Hice una mueca de dolor y ella lo notó.

—¿Estás segura de que estás bien? —preguntó una vez más— ¿Es por lo que dije de que he estado soñando con una chica igual que tú? No es ninguna línea para ligar —Se defendió—. Aunque suene extraño, es verdad.

—Te creo, de verdad te creo, porque... —Tomé un respiro— yo vine buscándote.

Ella hizo silencio.

—Es la verdad —continué—, encontré el anuario de mi universidad y nuestras fotos... —dije despacio— uhm, tenían la misma dedicatoria.

—¿Ah, si? —preguntó inclinando un poco la cabeza— ¿Qué decía?

—Gracias por ser luz.

Ambas hicimos silencio.

—Sé que es difícil de creer.

—Demasiado difícil —recalcó ella.

—Lo siento, de verdad, yo tampoco entiendo nada.

—¿Tienes el anuario aquí? —preguntó.

—Está en mi habitación de hotel. Justo aquí en frente.

—Está bien, ve a buscarlo, no voy a ir a la habitación de hotel de una desconocida. Y si no vuelves, sabré que es mentira y que solo era una línea para ligar.

—No es una línea para ligar —dije con una carcajada sincera—. En todos estos años, eres la única persona que me resulta extrañamente familiar. Los de la universidad dijeron que había tenido un accidente, que había estado en coma por un mes. Eso tendría sentido para mí y para el hecho de que no recuerdo muchas cosas que me pasaron.

—Pues yo no tuve ningún accidente y de igual manera no te recuerdo —explicó ella—, aunque me resultas conocida.

Nos quedamos mirando por un largo rato.

—Hay algo más. Encontré una carta —dije tendiéndole el pedazo de papel.

Ella lo miró con el ceño fruncido y al terminar de leer, posó sus ojos grises en mí. Me costaba pensar con claridad, estaba sentada frente a una mujer hermosa, con la que posiblemente había tenido un romance e intentaba buscarle una explicación a todo.

—¿Es un chiste? —preguntó con seriedad.

—No. Lo encontré esta mañana.

—Esto dice que tu papá estuvo hablando con una mujer llamada Keira —dijo y yo asentí—. Mi madre se llama Keira. —Angeline se puso de pie y salió del bar.

—Oye, espera —dije yendo detrás de ella— ¿A dónde vas?

—Tengo que hablar con ella.

—No, no, no —dije tomándola del brazo y haciendo que se detuviera—, es una mala idea, muy mala. Si lo que dice la carta es verdad, no podemos enfrentarlos, tenemos que asegurarnos de que todo esto es cierto. Debemos ir a la universidad.

Ella me miró fijamente, pensativa. Estábamos afuera del bar y yo me moría de frío.

—Estás temblando —dijo mirando como titiritaba.

—Que observadora.

—Buscaremos tu abrigo —ordenó—, iremos a tu habitación de hotel —me señaló con su dedo índice de forma amenazante—, pero si intentas propasarte conmigo voy a molerte a golpes ¿entendiste?

—Te recuerdo que quien me habló, fuiste tú —señalé—, y diciendo que has estado soñando conmigo —dije y me di la vuelta al bar a buscar mi abrigo.

—¡He estado soñando contigo! —exclamó ofuscada detrás de mí.

***

Hola! Confieso que se me había olvidado por completo que tenía que actualizar esta historia, de verdad, así que subo el capítulo de ayer hoy, y el de hoy, lo subo mañana gg perdonenme la vida.

No olviden comentar qué les pareció este capítulo, votar y compartir la historia. Besos y abrazos.

EXPERIMENTO GEMINI - Proyecto 214Donde viven las historias. Descúbrelo ahora