Fragmentos de un pasado 01

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12 de diciembre de 1941
Berlín Alemania


El pasillo brillaba por las columnas brillantes de mármol al contraste por los rayos del sol, la luz de los enormes ventanales iluminaba el enorme tapete rojo con bordados de seda fina, cada espacio vacío de la enorme pared estaba adornada con un enorme cuadro con alguna pintura de arte, algunas con auto retratos y otras con hermosos paisajes, las sirvientas iban de un lado al otro manteniendo todo el lugar limpio y en orden, algunas con sábanas blancas, otras limpiando de aquí por haya, una en particular venia empujando una carretilla metálica con un juego de tazas de té y algunos bocadillos rumbo a una de las habitaciones de invitados cuando un hombre con paso apresurado choco con ella casi tirando las cosas de la mesilla, la sirvienta lo miro sin decir una sola palabra , el hombre se miraba muy molesto, portaba un traje militar, una gabardina larga por el cruel frío de diciembre, guantes ajustados , una gorra con la hebilla plateada de un águila cargando una esvástica, su figura era imponente y todas las condecoraciones en su pecho delimitaba autoridad y respeto, en su mano derecha una carta la cual apretaba con fuerza.

Llego a paso firme y se paró frente a una enorme puerta la cual abrió con fuerza eh ímpetu dando entrada a un enorme salón con grandes ventanales, al voltear alrededor al fondo estaba un hombre frente a un lienzo casi en blanco, los matices de entre azul con verde y los trazos fino y curvos denotaba el inicio de la pintura de un hermoso paisaje, el pintor estaba tan concentrado que no se alarmo por fuerte sonido del portazo, volteo de reojo para ver a su visitante , llevo su pincel a su tabla de pinturas mezclando dos colores para poder conseguir el color deseado, se dirigió a su molesto e inesperado invitado con una voz apacible.

-Oh general Alexander, supuse que tarde o temprano te vería en mi morada. - El hombre tomo una tablilla de madera y lo metió dentro de unos frascos para sacar una pasta color blanquecino y unto un poco en su tablilla para volver a hundir su pincel.

- ¡Señor Führer! ¡¿Qué significa esto? - Alexander empuño la carta frente al pintor quien solo bajo pincel y coloco su tablilla de pintura a un lado, en una mesilla junto al lienzo. - El proyecto está cerca de su culminación, solo necesito un poco más de tiempo, señor Hitler meter a alguien más al proyecto solo perjudicaría todo.

-Señor Alexander, sé que estas consiente de la situación en la que nos encontramos en este momento, eres mi mano derecha y soy el único que le permito cuestionarme.- Hitler camino hasta una enorme mesa de roble tallado elegantemente, levanto la mano y una sirvienta salió de la habitación del fondo con un traje militar en un perchero, comenzó a ayudar al hombre viejo a vestirse.- Hace unos meses iniciamos la "Operación Barbarossa", estuvimos cerca de conquistar a nuestros enemigos soviéticos, sin embargo hasta hace unos días comenzaron a repeler a nuestras tropas, nuestros espías en Estados Unidos no nos están dando buenas noticias, tenemos a los aliados a las puertas y a los soviéticos empujando desde el costado, solo me queda poner todas mis cartas en este proyecto, aguantaremos lo que podamos hasta entonces.

-Pero Führer, meter a un desconocido en esto, una traición a estas alturas sería algo muy real, solo con Hiro y Oswal es más que suficiente.

- ¿¡Tratas de decir que la persona que yo elijo es alguien de desconfianza!? Soy consciente de que podemos perder esta guerra, Alexander Baldwin si yo caigo solo tú puedes traer la victoria a este país. - Hitler termino de vestirse, se acercó al alto y rubio hombre y lo sostuvo por los brazos. - Aprovecha esta oportunidad, confía en mi agente, es alguien a quien estimo tanto como a ti.

-Mi señor... haré todo lo posible por terminar mi labor para usted, prometo traerle la victoria. - Unos aplausos comenzaron a resonar en la habitación, Alexander volteo a las sillas en dirección a la mesa, una de las sillas se giró, un hombre cuya cabellera blanca lucia muy singular en un hombre tan joven, Alexander frunció el ceño.

-Tanta devoción es casi poético en un hombre de su rango, no dudo en que llegaremos a cumplir las expectativas por esta gran nación, general Alexander.

- ¿Quién eres tú? - El rubio se acercó a la mesa confrontando al extraño hombre con uniforme militar, Hitler intervino.

-Él es tu nuevo compañero, pertenece a la rama de inteligencia.

-Mucho gusto general Alexander Baldwin, Albert Harriet a sus servicios, espero poder trabajar juntos lo mejor posible por la gloria y la victoria de este gran país.

 -Mucho gusto general Alexander Baldwin, Albert Harriet a sus servicios, espero poder trabajar juntos lo mejor posible por la gloria y la victoria de este gran país

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Chain of Sins (Secret Life of Lincoln Loud vol.2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora