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Quizá buscamos nuestra "otra mitad" porque la mayoría de nuestra vida nos la pasamos vacíos.

Alguien que intente completar nuestra locura, entender aquello que ni nosotros mismos entendemos, quizás ese es el problema.

Buscamos alguien a quien gritar cuando es nuestra cabeza la que nos grita a nosotros y claro, no queremos alguien que nos grite aparte de nuestra propia cabeza no callando.

Entonces quizás llegue alguien que es capaz de entender tu caos
y hasta de complementarlo pero,
a veces buscas con quien calmar tus demonios
y nadie quiere cargar con dos pesos a su espalda.

Ella es un ángel que te salva
pero no es capaz de salvar tu alma cuando tú misma eres capaz de destrozarla,
de romperla,
de tirar los trozos que ya restan.

Esperas que te salve pero ya ni siquiera quieres que lo haga.
Sólo esperas
no tener que buscar alguien que te salve cuando estés mal,
porque sabes que el miedo y los demonios se ven alineados desde el plano de tu mente
y que nada ni nadie
los va a poder matar.

Ellos viven en tu interior, ¿recuerdas?
Sigues teniendo miedo al miedo
Y la única solución
es pedir a tu ángel de la guarda que te deje caer,
perdiendo así la otra mitad rota que creías haber encontrado;
Y matar así
a tus propios demonios
de la única manera que sabes que pueden morir:
Dejando morir tu cuerpo.

AlmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora