Residuos mentales

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La sombra teñida de negro alargó su mano para cerrar educadamente la puerta,
dejó tinte azabache en el pomo antes de salir y el suelo manchado con gotas de lágrimas de sangre.

Si la sombra te miraba a los ojos hacía que tu cuerpo se petrificase
y si tocabas su piel veías su mente,
si entrabas en ella caías en un precipicio donde los objetos se retorcían hasta desintegrarse.

La sombra teñida de negro abrazaba tus miedos hasta que los destruía y pasaban a ser residuos
y te dejaba tirado en una esquina con principios de esquizofrenia nerviosa;
tu cuerpo temblaba entre sudores fríos, entonces Sombra se reía a carcajadas por tu estado paupérrimo hundido en miseria.

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