Centro de Bogotá, 08:24 a.m.
Natalia Afanador se movía con gracia en su oficina, arreglando cada uno de los asuntos pendientes para el resto de la semana; se podía decir a sus 25 años tenía la vida solucionada, tenía su miniempresa, tenía la una marca de ropa bastante consolidada, pronto comenzaría con un lanzamiento internacional, eso suponía bastante estrés, pero todo valía la pena, pues esto significaría el resultado de todos los esfuerzos de su vida y la materialización de sus sueños.
—Natalia, deberías parar un poco, te veo muy rezagada últimamente. — Natalia miró Makis de reojo, pero simplemente no dejó de correr de un lado, la muchacha sabía que debía tener el muestrario completo para el fin de semana.
—Makis, en vez de preocuparte de mí rezago deberías preocuparte de tener el muestreo. — Makis estaba de verdad preocupada.
Desde hace días que Natalia se cansaba con rapidez, muchas veces era necesario que se sentara en pequeños tramos recorridos, o el sueño extremadamente pesado, el poco apetito y el contraste mal estar estomacal; todo eso no podía ser normal, se notaba que la salud de Natalia solo iba en descenso, pero la terca chica de cabellos avellana se negaba a aceptar que el ritmo que estaba llevando no era del todo sano.
—Yo solo decía.
—Makis, eres demasiado aprensiva, de verdad, déjame ser, sé que puedo hacer esto. — Le dijo antes de que la pequeña saliera completamente de la oficina, solo vio como Makis giraba los ojos. La pequeña no insistió más, simplemente salió de la oficina para dejar a su amiga sola, aunque nada le quitaba ese mal sabor de boca que le dejaba ver a Natalia tan atareada y aprensiva con respecto al trabajo a realizar.
La verdad fue que el trabajo del día fue bastante pesado, para Natalia casi se le había hecho corto el día, tan acostumbrada que no sintió el cansancio de su cuerpo.
—Natalia ¿Qué pasa?
La castaña ni siquiera pudo responder, sentía su brazo entumecido y un extraño sabor en la boca, sin contar el hecho de ese extraño ardor en el pecho se le estaba haciendo demasiado desagradable.
—Natalia, mírame.
Solo sintió como todo a su alrededor se volvía borroso y la sensación de que un puñal estuviera siendo enterrado en la carne de su pecho ya le era insoportable.
—¡Llamen una ambulancia!
El sonido sordo que emitió su cuerpo cuando impactó contra el suelo fue un sobre aviso del desastre que se avecinaba; Makis observó como el cuerpo de Natalia se doblaba sobre sí mismo, mientras sus pulmones hacían un esfuerzo sobrehumano por ingresar el aire, fue entonces cuando su corazón se detuvo, ese corazón cansado no dio abasto al cuerpo rebosante de energía y de juventud.
Hospital La Samaritana, Bogotá, 22:31 p.m.
Olga estaba horriblemente cansada, su turno está a punto de terminar y la idea de su cama estaba siendo demasiado tentadora, pero la doctora Esguerra, como siempre aparecía interrumpiendo las fantasías placenteras que estaba teniendo con su cama.
—Olga Lú, mueve el trasero que viene un paciente para ti. — Termina de decir en tono de burla.
—¿Por qué no la atiendes tú?
—Porque yo ya terminé mi turno, así que, anda a esperar la ambulancia.
—Desgraciada.
—Me amas.
—Te amo.
Así era la relación de este par de amigas, la tercera estaba en plena neurocirugía; Olga sabía que se encontrarían en la casa luego de esos turnos del demonio, tomarían vino o quizás comerían alguna cosa que demorarían horas en elegir, pero estarían ahí, solo para darse la compañía.
—Doctora Vives, la necesitan en la sala uno.
—¡Ay Dios! Aquí voy.
Apenas entro a la sala vio el correr de gente desesperada, a una chica llorando en la esquina y un sinfín de máquinas sonando, de inmediato supo que era grave.
—¿Qué tenemos?
—Infarto al miocardio doctora, no la podemos hacer volver.
De inmediato la rubia se puso manos a la obra, este turno no había perdido a ningún paciente y ella no sería la primera, sea como sea salvaría a esta chica. Cuando por fin logró hacerla volver comenzó a hacer los exámenes necesarios para ver el sobre esfuerzo de su corazón, esa fue la primera vez que Olga detalló el rostro de la chica.
—¿Quién es la paciente? ¿Qué edad tiene?
—Natalia Afanador Reyes, tiene 25 años.
—¿Es una broma? El ritmo y el funcionamiento del corazón de esta chica es por lo menos alguien de 40 años, con vida sedentaria y malos hábitos como fumar o beber, es imposible que tenga 25 años.
—Es posible doctora.
—Necesito que hagan todas las pruebas necesarias, tenemos que saber el porqué de su corazón tan maltratado.
Olga quedó mirando fijamente el rostro de la muchacha, esos labios increíblemente tentadores esas pecas que bañaban suavemente gran parte de su rostro, no podía negar que era una mujer preciosa, y pese a estar muerta unos cuantos minutos, su belleza seguía intacta como si de un cuadro pintado a mano se tratase, estaba completamente hechizada por la belleza de esa mujer quien parecía perdida en un sueño.
Olga no fue capaz de irse, simplemente se quedó en la habitación de la chica esperando los resultados de los exámenes que le darían un panorama sobre el desgastado corazón de la muchacha, sin querer, se levantó de su asiento y se acercó a la camilla, sus dedos, tercos, se dirigieron a la mejilla de la muchacha, acariciándola con suavidad, dándose cuenta de que su piel era la más suave que había tocado jamás.
—Doctora Vives.
Como si quemara, Olga retiró su mano, observando a la enfermera que venía con el sobre entre las manos.
—¿Lo leíste?
—Si, y el panorama de esta chica no es muy alentador, su corazón no está bien.
—¿A qué te refieres?
—Mejor véalo usted misma.
Olga tomó el sobre leyendo cada una de las palabras y los gráficos expuestos ahí, lanzando un suspiro de frustración cuando termino.
—Cardiopatía congénita no tratada, destruyó su corazón de a poco, las paredes del miocardio no resistirían otro infarto, mucho menos su aorta, cualquiera movimiento mal hecho podría terminar en desastre, el problema que con lo maltratado de su corazón no podemos asegurar nada.
—Eso significa que necesita un trasplante.
—Dentro de este año, esta chica necesita un trasplante.
—Pero doctora, un año es tiempo suficiente para encontrar un corazón.
—Un año siendo optimista, el problema no es el trasplante, el problema es su grupo sanguíneo.
—¿Qué?
—Es AB-, tenemos 0.6% de probabilidad de encontrarle un corazón.
—¿Eso quiere decir?
—Que Natalia Afanador tiene menos de un año de esperanza de vida, a no ser que un milagro ocurra o encontremos la forma de darle más tiempo.
Capítulo 1 —Personalidad Encantadora.

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El Universo Se Hizo Para Tus Ojos - (Ventino) [Nalga]
FanficNatalia Afanador tiene una vida perfecta, una carrera, un buen trabajo, un departamento propio, todo lo que según ella le hacía feliz, hasta que su corazón no pudo más y simplemente se cansó de luchar; esa tarde llegó al Hospital de la Samaritana do...