.•8•.

13 2 0
                                    

Lobo no huye, toma asiento entre un montón de hojas secas y flores marchitas a las que aún puede olfatear y percibir algo de lo que solía ser su embriagador aroma.

El cielo grita, patalea, gruñe y tras muchos berrinches por fin decide calmarse; eso significó que era hora de desahogarse de otra manera. Lloró como quien ha sido apuñalado de la manera más despiadada, y cada lágrima que caía en el rostro de Lobo era disfrutada, era asimilada con melancolía.

El oscuro animal dejó que sus ojos se cerraran al tacto de las frías gotas de agua, rememorando aquello que tanta nostalgia le producía.

Se dio cuenta de que estaba lejos, el cielo que él observaba ahora mismo no era el mismo que solía observar en aquel descampado montañoso cuando era tan solo un cachorro.

.•Le Papillon•.

Historias de Lobo y MariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora