Capítulo IV

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17 de septiembre de 2016

Sumerjo dos papas fritas en la salsa barbacoa y las llevo rápidamente a mi boca para continuar escribiendo todo lo que me dicta Becca.

—No, no, tacha eso—me dice Becca mientras se concentra en quitarle un poco de mayonesa a su hamburguesa—, si lo hacemos así será muy obvio—añade al terminar de asegurarse de que su comida está exactamente como lo desea.

Niego con la cabeza y suelto un bufido. Decidimos reunirnos para comer en un restaurante de comida rápida y, citando sus palabras, "diseñar el protocolo CAM con diagramas y muchos colores". A veces cuestiono su sanidad, solo a veces.

—Entonces, ¿qué colocaremos en el paso tres? — le pregunto rodando los ojos

—No te emociones tanto, Emma— me responde con sarcasmo.

—La emoción salió de mi sistema desde que tuve que comenzar a escribir el protocolo por cuarta vez, cariño.

Becca no me responde, simplemente me muestra su lengua cubierta de comida. Arrugo mi nariz, dándole a entender que me da asco ver su comida a medio masticar, ella solo ríe y termina de ingerir lo que restaba de su comida.

—Aun no puedo creer que no hayas podido tener un momento a solas con Marcus, por lo general eres impulsiva con los chicos que te llaman la atención—menciona Becca, quitándome los papeles en los que estábamos plasmando las ideas para conquistar a Marcus.

Ah, cierto. No le he dicho sobre mi encuentro con Marcus y que me llevó a casa hace una semana. Intento reprimir una sonrisa, pero al parecer no lo logro.

— ¿Por qué sonríes? —cuestiona— ¿Acaso hay algo que no me has dicho?

Sí.

—No—le respondo—, simplemente sonrío porque tienes razón, suelo ser muy impulsiva cuando alguien me llama la atención.

Ella entrecierra sus ojos hacia mí como si no creyera en mi respuesta, pero luego le resta importancia y vuelve a concentrarse en los papeles. Murmulla cosas que no logro entender mientras tacha algunas cosas con la pluma y circula otras con un marcador rojo. Estiro mi cuerpo un poco sobre la mesa para intentar ver lo que ella está escribiendo y subrayando al mismo tiempo en el que ella me da una hoja en blanco y uno de los papeles que ya está escrito.

—Pasa eso a limpio—me ordena.

—Te conozco—le digo mientras comienzo a pasar la información—me volverás a quitar el papel para añadir cosas a tu gusto.

Ella solo ríe, sabiendo muy bien que tengo la razón.

Becca Halls simplemente es así. Somos extremadamente diferentes en muchos aspectos, pero nos complementamos tanto en otros. Quizá por eso hemos sido amigas por tantos años. Desde pequeñas metiéndonos en problemas por ideas de ella y yo encontrando la manera de salvarnos. Ella terca para algunas cosas y astuta para otras, y yo, pues, terca para otras cosas y astuta para ninguna.

Suelto una pequeña risa.

—¿De qué carajos te ríes? —pregunta Becca

—Es que estaba pensando en lo idiota que eres—respondo encogiéndome de hombros.

Becca me lanza con la pluma que estaba usando para editar los papeles del protocolo CAM y yo solo río un poco más fuerte.

—¿Terminaste? Quiero añadir lo que falta—menciona.

Yo simplemente le paso la hoja. Ella comienza a verla y a realizar anotaciones por los bordes. Noto que está escribiendo muy cerca del paso 3. Me levanto, le arrebato la hoja y leo lo que escribió.

Los amores fallidos de Emma: El primer amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora